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Opinión

Volver a la 17 después de haber vivido un siglo

Por Redacción Pilar a Diario 8 de octubre de 2022 - 08:39

Por Donato Di Santo

“Sol a sol y luna a luna pesan sobre nuestros huesos”. Hoy, los maestros altivos de Empalme (Fátima) recibieron de su gente una caricia en el alma. Y me tocó a mí también ser parte de ese cariño expresado con sencillez y humildad por centenares de personas que hoy festejamos los (100) cien primeros años de la Escuela Primaria Nº 17 “Manuel Belgrano”.
Cuántas emociones estrujaron mi corazón, intuyo que a más de uno se les cayeron varias lágrimas, el solo rencuentro con afectos del pasado, amigues, maestras, maestros, profesoras y profesores, colmaron de alegría este día. Ha pasado un siglo, un siglo de vida, y nuestra Escuela Primaria 17 sigue en pie y más viva que nunca, de todas las instituciones que conocemos y por la cual hemos transitado, ninguna tan honorable como la Escuela Pública. Debe ser una de las pocas instituciones que no tiene que pedir perdón por todo lo que ha hecho, en estos años desde la creación de La Nación Argentina. Y solo sentirse orgullosa de todo aquello que le ha entregado a su gente.

Transcurrido un siglo de vida, miles de almas pasaron por las aulas de la Primaria 17 y hoy seguro se paseaban por aulas y pasillos de la Manuel Belgrano. Si me parece verlas a Chichita Fortez, a la Sra. Ángela Puglia de Piccinini, llevando de la mano aquellos infantes de mediados del siglo 20 que hacían sus primeros palotes. Seguro vi el alma de Mabel García de Dentoni, tomada de la mano con María Garchitorena de Galvagno, paseándose por el patio. Hoy gracias a exalumnos, vecinos, directivos y docentes, celebramos y volvimos a ser niñas y niños otra vez, para que la Sra. Moreli, la Sra. Diante de Lavallén y la Sra. Noemí Rodríguez, nos abracen con sus ojos dulces y nos lleven a jugar.

Seguramente no podré estar en cuerpo presente para el bicentenario, pero miren en los alrededores que desde la Secundaria Nº 9 María G. de Galvagno, los estaré saludando, alguien me dijo alguna vez que no se deja nunca el lugar donde se fue feliz. Y yo en Empalme (Fátima) fui feliz. Gracias.

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