Correo de lectores

Por Redacción Pilar a Diario 27 de noviembre de 2020 - 07:47
Para poder dormir tranquilos 

Sr. Director: 
El miércoles realizamos un corte de la calle El Petrel. Ante un evento de enorme significancia para nuestro barrio, no estuvieron presentes ni el COM (quien monitorea los domos que debieron ver a los asaltantes), ni la Fiscalía (quien, tras 9 asaltos seguidos en nuestro barrio, no han informado a las víctimas NADA... en casos que conozco, las víctimas nunca siquiera recibieron una llamada de la Fiscalía... ni la Secretaría de Seguridad, de quien sólo le pedimos que nos indique, cuál es el plan de la Municipalidad para la temática seguridad? ¿Es siempre cuestión de recursos o también de falta de aptitud y falta de ganas? Ayer (por el miércoles) se evidenciaron todas estas falencias.  Es decir tuvimos una reunión, producto del corte de El Petrel, donde se presentaron (si no estoy errado, confírmenlo) la Policía Bonaerense, comprometiéndose a averiguar por qué las patrullas que ingresaron anoche (por el martes, el día del asalto) tuvieron tan pobre aptitud para el trabajo. Cuando fueron 9 y ya esperás el 10... el Bla-bla-bla no sirve para dormir tranquilo de noche. 

Hipólito Barreiro, DNI 18.728.696.

Aguas servidas

Sr. Director: 
Me parece muy coherente que también cuiden la salud pública evitando que Aysa siga arrojando periódicamente aguas cloacales a la vía pública como ocurre en la calle La Martineta 569. Allí las personas desprevenidas, los días de lluvia, creen que el asfalto o la tierra húmeda por donde circulan con sus cochecitos para bebés, bicicletas, motos etc., es sencillamente agua de lluvia. No lo es, son las aguas cloacales que Aysa arroja hacia el canal hidráulico Las Margaritas, que desemboca en el Río Luján, al que parece que la autoridades provinciales y municipales han decidido sacrificar.  Antes de enero del 2020 Aysa arrojaba las aguas cloacales por un caño al ras de la tierra y en ocasión que el Municipio realizó allí una zanja más profunda quedó a la vista la razón del olor que invadía el área periódicamente. Ante los numerosos reclamos, Aysa legalizó lo que venía haciendo ilegalmente, construyendo una boca de inspección en enero del 2020 por donde sigue arrojando las aguas servidas con sus papeles higiénicos, sólidos variopintos y hasta profilácticos. Nadie a la fecha se ha comunicado a razón de los reclamos que sigo haciendo, ni desde Aysa ni desde el Municipio. ¿Entonces debiera interpretar respecto de las autoridades municipales que están en conocimiento de esta grave situación para la salud pública? 

Mc Loughlin Lilia / [email protected]

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