OPINIÓN

Campaña sucia: un límite infranqueable

Por Diego Schejtman.

Por Redacción Pilar a Diario 20 de marzo de 2019 - 00:00


por Diego Schejtman

A poco más de tres meses del cierre de la listas para las elecciones, la campaña parece, todavía, realidad virtual. 
Pero en los últimos meses, la aceleración de los tiempos políticos trae pegado un apéndice parasitario, una rama oscura pero viva que ensombrece el panorama: la campaña sucia.
Usando las redes sociales como territorio, voces anónimas trabajan para viralizar campañas destructivas basadas, la mayoría de las veces, en mentiras lisas y llanas. 
Pero no se trata de militantes individuales que buscan esparcir sus malas intenciones como mensajes aislados en una botella. Ninguna campaña viral tiene éxito sin el respaldo de un verdadero aparato comunicacional: ejércitos de trolls para asaltar masivamente las redes y acosar al adversario, buscando desmoronarlo; además de expertos informáticos capaces de hackear cuentas de terceros para fraguar mensajes y emisarios.
Todo eso requiere grandes cantidades de recursos. Fondos que, muchas veces, provienen de fuentes tan oscuras como las mismas intenciones de quienes sostienen las campañas.
Hace poco menos de un año, periodistas y dirigentes políticos de Pilar fueron objeto de una campaña difamatoria que, en base a mentiras, apuntaba a mermar la credibilidad de la prensa y, de paso, atacar a un sector de la oposición. Todo mezclado, en la misma bolsa.
Aquellas maniobras todavía están en estado de investigación judicial, atadas a los tiempos del Poder Judicial para tomar medidas de prueba y sustanciar el expediente.
Pero a las puertas de la campaña, aquello que el año pasado apareció como un ensayo extemporáneo, amenaza con volver a llenar de barro -uno inédito, desconocido y putrefacto- tanto el camino de la discusión política como el de la información.
Las campañas son territorios calientes. A veces demasiado. Las propuestas no siempre tienen la preponderancia que deberían en las agendas de quienes pujan por llegar o mantener en el poder. Y la crítica suele ganar protagonismo.
Pero hay un límite que no debe cruzarse. La campaña sucia, desconocida hasta ahora en Pilar, debe quedar afuera de las fronteras del distrito. Y es responsabilidad de la dirigencia que así sea. 

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