TRIBUNA DEL LECTOR: Un ejemplo de conducta cívica

Por Redacción Pilar a Diario 23 de enero de 2019 - 00:00


Por Marcelo Echevarría 

Días atrás me propuse llevar adelante un ejercicio para conocer de qué manera respondía la ciudadanía ante un tema tan antipático, escabroso y nocivo para la calidad de vida como la ordenanza que legalizó el tendido de cables aéreos, la cual derogó otra norma que lo prohibía y, mediante la aprobación, se le otorgó a las prestadoras de servicios un amplísimo plazo para soterrar, aumentando exponencialmente la colocación de postes en la vía pública y consecuentemente la maraña de cables aéreos.
Acudí a la plataforma www.change.org a fin de que todo interesado adhiera a la petición, complementando esto con la publicación de la misma en las redes sociales.
Deseo hacer hincapié en el enorme acto de civilidad en que se han manifestado los pilarenses. Han peticionado a las autoridades a la fecha con aproximadamente 700 adhesiones, sin cortes de rutas, sin descalificaciones, con enorme educación y con argumentos contundentes. El ciudadano se dirige peticionando a sus autoridades electas a fin de expresarle su descontento, malestar o incomodidad con una decisión de gobierno, pero de manera educada y pacífica.
Es a partir de allí donde la autoridad posee el cabal conocimiento de las consecuencias de la medida adoptada y el impacto generado en la ciudadanía por la misma, el cual, en caso de ser negativo –tal como lo es en el tema cableado aéreo- esta sería la oportunidad de rectificarlo, toda vez que de ahora en más no podría alegar el desconocimiento de la opinión de sus representados.
La oportunidad histórica de rectificar es una, no hay segundos tiempos. La rectificación funciona nada más ni nada menos como la respuesta que se les brinda a los representados por parte de la autoridad electa por el pueblo. 
Y cuando esa respuesta es “escuché tu argumento y evidentemente siendo tantos los que opinan de igual manera algo de razón tendrán” y acto seguido se rectifica una decisión, lejos de implicar un costo político adverso, una debilidad o la confesión de un error, contrariamente es exteriorizar una conducta digna de ser tomada en cuenta y valorada, dado que primó la razón y no la soberbia.
Si a la ciudadanía se la escucha, lejos se podría desconfiar de las decisiones de los representantes. 
Ahora, si a los habitantes se les hace oídos sordos, se le aplica indiferencia, se trata de tapar el problema o dejarlo pasar con el viejo paradigma que dice “este problema mañana es historia y nadie lo recordará”, me permito adelantar que la memoria del ciudadano cambió 180 grados con la dinámica política y social de los últimos años y esas consecuencias se exteriorizarán a la hora de entrar en el cuarto oscuro que, por cierto, no falta mucho tiempo.

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