Se levantó el telón movido por las ambiciones de siempre y el triste espectáculo del precario funcionamiento de las Instituciones Democráticas Pilarenses quedó al develo. En una tétrica actuación de dirigentes y concejales, se proclamaron nuevas autoridades en el Concejo Deliberante, con la aparente omisión de la destitución previa de los ediles que, hasta ayer, portaban esas funciones.
Visto así, el hecho no pasaría de ser una irregularidad basada en el descuido o la ignorancia de lo que dicta la Ley Orgánica de las Municipalidades o el Reglamento Interno del HCD, pero no termina solo allí la cosa.
El principal problema que nos alcanza a todos los ciudadanos pilarenses es que se va generando en el distrito una dirigencia política de tipo fantasmal, que tiene distorsionadas sus responsabilidades institucionales, persiguiendo otros fines que distan bastante de su obligación de gobernar para el bien de los vecinos y el crecimiento de Pilar.
Digo fantasmal porque muchos dirigentes, funcionarios y concejales electos, no se permiten en el uso de sus funciones institucionales, otra cosa que las dictadas por cinco o seis personas, que deciden en una cocina de "poder” y que nada tienen que ver con los intereses y la gobernabilidad del pueblo pilarense.
Se llamen intereses personales, se llamen intereses económicos, se llamen intereses seccionales, provinciales, nacionales o de perduración política, lo que sí es cierto es que los aleja de la intención y la eficiencia de gobernar para el ciudadano de Pilar, demostrando las falencias de su vocación política, de su solidaridad con los vecinos y la falta también de la honorabilidad y valentía necesarias en todo dirigente o funcionario, para rehacerse de las presiones, rechazar las tentaciones y alzar las banderas de su independencia personal para ejercer los cargos públicos y los valores democráticos. Un abrazo.
*Concejal MC.
