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Supersticiones

Las supersticiones más populares

Por Redacción Pilar a Diario 19 de septiembre de 2022 - 08:10

La mayoría de los argentinos son supersticiosos. Sin embargo, muy pocos se atreven a reconocerlo, al menos públicamente.

A todos nos ha pasado alguna vez que se nos ha cruzado un gato negro en la calle, o que abrimos un paraguas dentro de una habitación y alguien nos dice que trae mala suerte y todos hemos sido víctimas del tradicional gesto de dejar el salero en la mesa antes de que la persona que te lo pidió lo tome, pero muchas, por no decir la mayoría, de las veces no sabemos por qué existe esa creencia, ni menos de dónde viene.

En esta columna te compartimos el significado y el origen de las supersticiones más conocidas y comunes.

Derramar sal

La sal tiene ha tenido un gran poder simbólico en muchas culturas. En algunas se piensa que tirarla es un mal presagio. Por ejemplo, los sumerios, los egipcios y más adelante los griegos, ya tiraban la sal por encima del hombro izquierdo si a alguien se le derramaba por error, cosa que se sigue haciendo en nuestros días.

Pasar y recibir el salero con la mano genera peleas

Es clásico estar en un almuerzo y escuchar “nos vamos a pelear” o cosas por el estilo. La razón es simple: esas personas se pasaron la sal de mano en mano. Esta superstición tiene mucho que ver con la anterior, ya que en la antigüedad los pagos se hacían con sal, por lo tanto, al ser un producto tan valioso para las personas de esos tiempos, si al momento de pasar la sal de una persona a otra caía algo, podía haber problemas de quién tuvo la culpa. De ahí que al intentar pasar la sal algunas personas no la reciben y se limitan solo a apuntar la mesa para que uno la deje ahí.

Cruzar los dedos

Cuando formulamos un deseo, decimos una mentira o nos encontramos ante un peligro, es costumbre cruzar los dedos, concretamente el mayor sobre el índice.  El gesto, que evoca una cruz, conjura la mala suerte y aleja las influencias maléficas, según los supersticiosos.

Desde los primeros tiempos del cristianismo se creía que, replegando el pulgar bajo los otros dedos, se alejaba a los fantasmas y malos espíritus, o bien haciendo esa operación con las dos manos y dejando que el pulgar asome entre el índice, dedo consagrado a Júpiter, y el mayor, dedo del pecado dedicado a Saturno.

No obstante, algunos autores piensan que, aunque el simbolismo de la santa cruz en este gesto resulta obvio, el origen primero es mucho más primitivo que la cruz cristiana y se remonta a los más antiguos tiempos paganos.

Herradura apuntando hacia arriba

Procedente de Italia, la creencia de que las herraduras atraen la buena suerte era muy tenida en cuenta por la gente de los pueblos. Clavada o colgada en una puerta, este objeto atraería las energías del cielo.

La herradura simboliza la fuerza del caballo y su enorme utilidad, al menos en tiempos pasados, en las labores del campo y en las guerras. Vuelta al lado derecho y en posición horizontal representa la C, inicial de Cristo.

Se le atribuye a San Dunstan el haber otorgado a la herradura, colgada sobre la puerta de una casa, un poder especial contra el mal.

Herrero de profesión pero que llegaría a ser arzobispo de Canterbury en el año 959, Dunstan recibió un día la visita de un hombre que le pidió unas herraduras para sus pies, unos pies de forma sospechosamente parecida a pezuñas. Se dio cuenta de que se trataba de Satanás y le explicó que, para realizar su tarea, era necesario encadenarlo a la pared.

Así, el santo procuró que su trabajo resultara tan doloroso que el propio diablo encadenado pidió misericordia y juró no entrar nunca en una casa donde hubiera una herradura colgada sobre la puerta. Pero no podía colgarse de cualquier forma; sus extremos debían estar hacia arriba, pues de lo contrario su reserva de suerte se vaciaba.

Luego esta historia comenzó a pasar de boca en boca hasta que las herraduras comenzaron a tener una imagen de talismán de la buena suerte.

Los gatos negros traen mala suerte

Esta superstición puede considerarse de buena o mala suerte, según el lugar y la circunstancia del encuentro. Algunos suelen decir que los gatos negros traen con ellos mala fortuna. Uno de las supersticiones es que si un gato negro se cruza en el camino de una persona de derecha a izquierda el vaticinio es malo, pero pierde ese carácter si el gato tiene alguna mancha blanca en alguna parte de su cuerpo.

Pero, se cree que si un gato negro camina en dirección hacia ti trae buena suerte, pero si se aleja se lleva tu suerte con él.

En el mundo del misticismo, los gatos son portadores de un poder mágico infinitamente superior al del hombre. Esta antigua creencia deriva de la adoración a la diosa egipcia Bubastis, que tenía forma de gato.

Los egipcios estaban convencidos de que los gatos poseían alma, y prueba de ello son los restos momificados de estos felinos, que se cuentan por miles, hallados en las excavaciones arqueológicas.

En la Edad Media, las brujas convirtieron al gato negro en un elemento imprescindible para efectuar sus rituales y hechizos. Este hecho representa con claridad el conflicto que existía entre la Iglesia, la cruz y las prácticas paganas de la brujería.

Martes 13

Desde tiempos remotos, el número 13 ha sido fatídico. Uno de los posibles orígenes es el episodio bíblico de la Última Cena, en la que Judas, el traidor, era considerado el apóstol número 13. La vinculación con el día de la semana en cuestión estaría relacionada con Marte, dios romano de la guerra y símbolo de la destrucción.

Curiosamente, el mundo sajón también considera el día 13 como día de mala suerte, pero en combinación con el viernes. El 13 de octubre de 1307, viernes, el rey Felipe IV de Francia ordenó la detención de los caballeros Templarios.

Según otra teoría, sin embargo, la superstición estaría relacionada con la caída del Imperio Romano en Constantinopla, que tuvo lugar un martes 13 en 1453.

En el mundo judío hay otra referencia: son trece los espíritus malignos de la Cábala, una disciplina y escuela de pensamiento esotérico relacionada con los esenios y el judaísmo jasídico.

Además, este número está ligado a la muerte en el Tarot.

Pasar por debajo de una escalera

El origen de esta superstición es bastante antiguo. Una de las teorías procedería del antiguo Egipto, donde las pirámides eran devotamente respetadas por su supuesto poder. La forma triangular de una escalera contra una pared recuerda y simboliza la de estas construcciones; y se supone que si alguien caminaba a través de ese conjunto estaba cometiendo un atentado contra los poderes sagrados de la pirámide.

Otra explicación similar tiene que ver con el cristianismo, ya que una escalera abierta forma un triángulo que hacía alusión a la Santísima Trinidad, por lo que atravesarlo significaba desafiar a lo sagrado.

Otras versiones apuntan al Medievo. En este caso, el espacio que queda bajo la escalera evocaría la parte inferior de una horca. Se pensaba que pasar por ahí era atraer a la muerte, al invadir el espacio maldito donde residían los espíritus de las personas que habían sido ejecutadas. La otra teoría relacionada con la horca habla de accidentes al utilizar escaleras para descolgar los cadáveres, al desplomarse estos sobre el incauto que decidiese caminar por debajo en un momento tan delicado.

Tocar madera

Esta superstición tiene dos posibles orígenes. Durante muchos siglos antes del cristianismo, los pueblos célticos de Europa rendían culto a los árboles por considerarlos los templos de la santidad y la principal presentación de los dioses era la Tierra. El árbol servía como medio para enviar la dolencia, o el mal a la tierra.

Por otro lado, al igual que muchas otras creencias, tiene relación con el cristianismo, ya que, tras las Crucifixión de Jesús, muchos de los seguidores comenzaron a creer que si tocaban la madera con la que estaba hecha la cruz se les cumpliría un deseo u ocurriría un milagro.

La unión de ambas creencias ha hecho que con el tiempo continúe la idea de que el “tocar madera” es signo de buena suerte.

Romper un espejo

Las supersticiones relativas al espejo se cuentan entre las más citadas en todo el Occidente cristiano, quizás por su uso adivinatorio. La catoptromancia, es decir, el arte de adivinar por el espejo, procede de Persia y, aunque tuvo un relativo éxito durante la antigua Grecia y la Edad Media, fue duramente perseguida por la Iglesia.

Es probable, sin embargo, que estas supersticiones obedezcan a la idea de que nuestro reflejo es otra versión del original y, si causamos desperfectos en el espejo, nos hacemos daño a nosotros mismos. Así, dañar el espejo es hacer lo mismo con el alma, y aquí es donde entra la superstición de que la rotura de un espejo trae mala suerte durante siete años.

Este período se debe a la creencia de que el cuerpo experimenta un cambio en la constitución fisiológica cada siete años.

Abrir un paraguas bajo techo

Ningún supersticioso tendría jamás la osadía de abrir un paraguas dentro de una casa.

El origen de este temor se remonta a la época en que los reyes orientales y africanos lo usaban sólo a modo de sombrilla para protegerse de los rayos solares. Debido a su conexión con el astro rey y porque también su forma simboliza el disco solar, abrirlo en un lugar sombreado, fuera de los dominios del Sol, era considerado un sacrilegio.

En el siglo XVIII, Jonás Hanway fue el primer británico en llevar hasta el Reino Unido un paraguas. Poco a poco el uso del paraguas fue adquiriendo popularidad y no solo la gente adinerada tenía este artefacto. Mucha gente comenzó a abrirlo antes de salir de las casas e incluso entraba con el paraguas abierto. Esto ocasionó muchos accidentes caseros, como ojos heridos y otras lesiones, y con esto rápidamente surgió la idea de que abrir paraguas en el interior de las casas traía mala suerte.

¿Sabías el origen y el significado de estas supersticiones?

Creer o reventar, es así. El que no haya cruzado los dedos o esquivado un gato negro, que tire la primera piedra.

 

 

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