La gente asegura que hay ruda hembra (más chiquita y más florida) y ruda macho (más grande y masculina), pero resulta que la planta es hermafrodita y se las arregla sola; un onanismo de alto vuelo.
La gente asegura que hay ruda hembra (más chiquita y más florida) y ruda macho (más grande y masculina), pero resulta que la planta es hermafrodita y se las arregla sola; un onanismo de alto vuelo.
La ruda es una especie que produce controversia por ser hermafrodita. Esto quiere decir la planta tiene órganos masculinos y femeninos al mismo tiempo.
¿Por qué, entonces, la gente considera a las plantas como macho y hembra? La respuesta está en que son diferentes especies.
1/ Ruda macho
“Ruta chalepensis”, a la que denominan ruda macho por su mayor tamaño, puede alcanzar un metro de alto y tiene hojas notoriamente más grandes.
Originaria de la región del Mediterráneo, es muy usada para numerosas afecciones en medicina popular, entre otras, como emenagogo, abortivo, antiespasmódico, antirreumático, para el dolor de oídos y digestivo.
Estas propiedades se deben a la presencia de aceites esenciales con ácido rutínico, que le confieren a la planta un olor característico y desagradable. Es muy común verla cultivada en jardines por la creencia popular de que trae buena suerte y aleja maleficios.
2/ Ruda hembra
“Ruta graveolens”, originaria del sur de Europa. Es una planta perenne, glauca, arbustiva que puede alcanzar una altura de entre 50 y 60 cm.
Tiene hojas aromáticas, compuestas por varios folíolos, los laterales alargados y el terminal ovalado o blanquecino, de consistencia algo carnosa.
Contienen unas glándulas aromáticas con un sabor ligeramente picante, pero este queda oculto por el intenso aroma de la planta.
A principios del verano produce flores de color amarillo brillante a verde, que se agrupan en ramilletes cuya flor central posee cinco pétalos (las demás solo cuatro).
El fruto es una cápsula redondeada con cinco lóbulos y sus semillas tienen forma de media luna. El valor ornamental reside en el delicado follaje verde azulado.
Las hojas son tóxicas si se ingieren y el manejo de las plantas puede causar dermatitis.
Se da cultivada y adventicia, en todo el continente americano. Crece en suelos bien drenados, a pleno sol. Toleran suelos pobres y sequía una vez establecidas; no toleran encharcamiento.
Sin embargo, su género no es lo único que le resulta llamativo a la sociedad. Mientras hay muchas características que son de conocimiento popular, como por ejemplo que esta planta se caracteriza por vivir en zonas secas y adaptarse al clima mediterráneo, existen un montón de mitos que rodean a este espécimen que muchas personas la denominan como mágica.
Según la tradición, para que la ruda cumpla su función mágica debe ser tomada de un jardín ajeno, robada o regalada.
Sus poderes mágicos son ancestrales y forman parte de la tradición popular de muchas culturas.
En la antigüedad, los romanos eran cultores de esta hierba. Era común que los jueces llevaran consigo algunas hojitas cuando debían estar en contacto con algún prisionero, pues existía la creencia de que la ruda los preservaba de las infecciones, los piojos y del mal de ojo. Plinio también contaba que, en la antigua Roma, la ruda fue utilizada por pintores y grabadores para agudizar y preservar su vista.
En la antigua Grecia y en Egipto, la ruda se empleó para estimular el sangrado menstrual, inducir abortos y fortalecer la vista. Hipócrates la recomendaba para aliviar dolores y combatir epidemias.
Mencionada por “Shakespeare en Hamlet” como la “yerba santa de domingo”, muchas historias se han tejido en torno a la ruda, una planta que se nombra hasta en la Biblia.
En la Edad Media y aun más tarde, para una poderosa defensa contra las brujas; fue utilizada para combatir hechizos por los pueblos celtas y druidas, que pensaban que dicha hierba les otorgaba una “segunda visión”.
En nuestro país forma parte de numerosas tradiciones: en el noroeste argentino, como en zonas del altiplano de Bolivia, Chile y Perú, el 1° de agosto se hacen ofrendas a la Madre Tierra y se realiza un ceremonial donde, al honrar a la Pachamama, se bebe té de ruda o los tres tragos de caña con ruda al empezar el día.
Se dice que este rito proviene de los guaraníes, que utilizaban la ruda para la medicina, especialmente contra los parásitos, malestares estomacales y la irritación de picaduras de bichos. La gente de campo solía cargar un gajito de ruda al entrar al mes de agosto, o lo colocaba debajo de la almohada para evitar embrujamientos.
En Italia elaboran grapa casera y le agregan flores a la botella, así como también una exquisita salsa de tomate que contiene ruda, además de aceitunas, alcaparras, mejorana y albahaca.
En Etiopía se utilizan los frutos de Ruta chalepensis como aromatizante de una bebida llamada “kuti”, una infusión de hojas de café; también son un componente de la salsa picante “berbere”.
Para las personas que creen en las energías mágicas, la ruda se convirtió en un amuleto de la suerte que atrae mucha positividad. Una manera de potenciar sus efectos es colocarla en un espacio vital en el cual pueda aprovechar lo mejor posible los nadis, también conocidos como canales energéticos.
Si quieres atraer lo bueno a tu hogar, trabajo o familia, puedes aprovechar las bondades de esta planta para:
Proteger: es una de las virtudes más difundidas de la ruda, preserva de la envidia y crea un campo protector a quién la planta o posee.
Atraer lo positivo: Sirve para que las personas correctas lleguen a nuestra vida, sea amor, pareja o hasta un buen trabajo.
Atenuar la negatividad: Si estás viviendo en un ambiente rodeado de malas noticias y “vibras”, necesitas un poco de ruda para absorber lo negativo que perturba el hogar.
Hay un refrán, usado tanto en nuestro país como en España, que dice: "A la casa en que hay ruda, Dios la ayuda".
Precaución: Es muy importante mantener la dosis recomendada por el médico. La hierba está contraindicada en niños menores de 6 años, mujeres embarazadas y lactantes.