El origen del paintball se remonta a los años ’70, en Estados Unidos, cuando los vaqueros, que solían usar balas de pintura para marcar a los animales, descubrieron que aun disparándose entre ellos, no se lastimaban e, incluso, se divertían.
Así nació este juego que con el correr de los años fue tomando popularidad y ganando adeptos que, en muchos casos, hasta participan en torneos oficiales de la disciplina a la que algunos consideran un deporte.
Con esta idea fue inaugurado, Paintzer que desde marzo de este año está instalado en el complejo Torres del Sol (K50) y adonde cada vez son más los grupos que se acercan a disfrutar un buen momento, con buena compañía.
Con distintas misiones, la base del juego es que diversos grupos se enfrenten, disparándose con bolas de pintura que simulan balas: cada vez que un jugador es marcado por un participante del equipo contrario, queda eliminado y así sucesivamente hasta que un equipo se consagre ganador. Eso sí, siempre con la protección adecuada.
Pero para ponerle más ingredientes a la competencia, en Paintzer agregaron algunos detalles para que quienes participen, sientan que son verdaderamente parte de un videojuego. Así el campo es ambientando con música, humo y distintos efectos para lograr que la partida sea todavía más entretenida.
Además, en el mismo lugar hay un bar para que los competidores, después de jugar partidas que pueden durar de 15 minutos a una hora, puedan seguir con la diversión tomando y comiendo algo rico.