Guillermo Vilas, el mejor tenista argentino de todos los tiempos, cumplió este miércoles 70 años y su enorme figura que popularizó este deporte en Sudamérica con hazañas increíbles y récords en el circuito todavía vigentes, también dejó huellas en Pilar.
La leyenda de la vincha y su golpe inmortalizado como la Gran Willy obtuvo nada menos que 62 títulos de ATP, 4 de ellos de Grand Slam, pasó por varias canchas de la localidad.
El pasto de Pilar Golf fue uno de los que disfrutó de su talento con una gran exhibición en lo que se denominó por entonces como el Wimbledon local.
Vilas enfrentó al australiano Pat Cash en un muy divertido partido antes de que el gigante Goran Ivanisevic se llevara el triunfo en la definición con Franco Squillari. Willy era el Director Deportivo del torneo que quería instalarse en el circuito.
En 2012 volvió a Pilar para dictar una clínica en las canchas de Pilar del Lago, que se revolucionaron con su presencia. Vilas develó secretos del juego a los más 150 personas que se acercaron a un evento que también tuvo su costado a beneficio (se juntó alimentos no perecederos para un asilo de ancianos).
Willy estuvo durante más de 2 horas dentro de la cancha de polvo de ladrillo mostrando su técnica, explicando la diferencia entre ciertos golpes y hasta se dio el gusto de pelotear con su hija mayor, Andanin, que tenía 9 años en ese entonces. Recordó al vecino de Pilar, Oscar Furlong, como uno de los que fueron claves en su formación.
Rancho por 2
La Ciudad Deportiva de Atlético Pilar lo disfrutó en dos oportunidades al genio del tenis argentino ya que ese mismo año estuvo acompañado por José Luis Clerc, la dupla más importante en la Copa Davis de la década del 70 y 80.
Mientras que también llegó con el tercer tenista de la época, Ricardo Cano. El tridente de la Legión argentina que abrió el mundo para las generaciones siguientes.
Disputó encuentros de exhibición con su físico todavía privilegiado para mostrar un nivel similar al de su época de jugador profesional para que lo disfruten las escuelas de tenis de la zona.
Ese mismo año, volvió al Rancho para brindar una clínica. Allí regresaría en soledad y más exclusivo para jugadores que querían mejorar su técnica.
Amistades pilarenses
La relación de Vilas con el profesor Luis Aguirre (Sportivo Pilar), de respeto mutuo y afinidad por el amor al deporte es otro anclaje que tenía con Pilar.
Y la anécdota que se hizo viral es la del coleccionista pilarense, Alejandro Diorio. En 2008, el fanático local le regaló al mismísimo Guille piezas de su colección.
El encuentro entre ambos se hizo realidad en el Vilas Club, donde Diorio pudo de disfrutar de toda una tarde junto al extenista, quien no tuvo reparos en charlar durante horas de sus años en el circuito.
Allí, el pilarense le obsequió la Copa París, pero además una Dunlop Blue Flash (la segunda raqueta que el campeón usó en su vida), una Dunlop White Flash de la década de 1940 y una raqueta estadounidense de la década de 1960, marca Davis.
“Me hizo fijarme si tenía un pequeño número escrito con birome azul, y efectivamente allí estaba el número… Por lo que es más que probable que haya encontrado una de las raquetas con las que Vilas empezó a jugar”, le contaba el coleccionista Diorio a El Diario en la nota de ese entonces.
Por aquellos días, Vilas compartió una cena en el restorán Tinto y Soda, junto a un grupo de fanáticos, periodistas entre los que se en encontraba el histórico Juan José Moro y el profe Aguirre.