Ya es su marca registrada: micrófono en mano, bien cerca de los bancos de suplentes en los partidos de básquet para captar las palabras de los técnicos y el resto de los protagonistas. Sin embargo, Olga Ester Cariola (72), es mucho más que una periodista en campo de juego, tras un largo recorrido entre las paredes de los clubes más populares del distrito.
“Nací en 1948. En Pilar estoy desde 1975, soy porteña y me vine cuando mi hija mayor tenía un año”, recordó, afirmando que “siempre trabajé. Quedé sola con cuatro hijas mujeres, aquel que conoce mi historia sabe que había que laburar todo el día…”.
Cronista
Hoy en día, Cariola tiene espacios en las emisoras Estudio 2 y Del Sol, más un segmento en Canal Pilar. Además, antes de la pandemia era parte de las transmisiones por cable y online del básquet federal con Telered y 5 Inicial.
La relación con los medios nació de manera impensada para esta hincha de Independiente que, cuando vivía en Capital, iba cada vez que podía a la Doble Visera de Avellaneda, con la radio pegada al oído para escuchar primero a Fioravanti, luego al Gordo Muñoz.
“En el periodismo empecé a principios de los 2000, porque un día llegó a Sportivo un muy joven Diego Brancatelli. Era un domingo y estaba el baby fútbol, con la categoría de Gastón Díaz. Diego pidió alguien si le podía anotar y pasarle la información de los partidos y le dije que yo lo haría. Un día me dice ‘¿Olguita, te animás a salir al aire por teléfono en radio y darme información de Sportivo?’, y fuimos para adelante. Era en FM Estudio 2, cuando estaba en La Lonja. Otro día me preguntó si me animaba a ir al estudio… Así arrancó ese amor incondicional que tengo por la radio, esos fueron mis inicios”.
Por eso, señala que “mis mentores fueron Brancatelli y también Pablo Mazzetelle con el programa de TV por cable Panorama Deportivo, con Federico Pocetti y mi amigo Maxi Domenech. En un momento también me dieron para ‘picotear’ algo de información, por esos años. Pablo me aconsejó que siguiera”.
Y señala: “No soy periodista con estudios, soy una cronista, pero el periodismo fue una pasión mía desde muy chica. Por eso es el respeto de la gente que es periodista hacia mi persona, me consideran un igual y eso para mí es una gran satisfacción”.
Rojo y blanco
Olga le tiene tanto cariño a Sportivo como a Atlético, fruto de haber conocido a ambas entidades desde adentro.
“Mi relación con Sportivo arrancó por cuestiones de trabajo, llegué al club de la mano del inolvidable Pablito Mazzetelle. Era maestranza y hacía absolutamente de todo”, indicó, añadiendo que “en ese momento el básquet del Rojo pasaba por uno de los momentos más gloriosos de su historia, terminé preparando el motorhome para los jugadores en el Provincial, acondicionando la mesa de control, el sector para el periodismo… En Sportivo también llegué a estar al mando de las fiestas que se hacían en ese momento, quizás entraba a las 6 de un día y me iba a las 6 del otro, cuando se terminaba el evento”.
Por su parte, “mis hijas empezaron a jugar al básquet, primero en la Sociedad Italiana y después se pasaron a Atlético, porque Sportivo no tenía femenino. Pero en el Rancho terminaron jugando al vóley, yo me enganché y terminé en la subcomisión. En alguna oportunidad un dirigente de Sportivo me quiso llevar a toda costa, pero mis hijas ya estaban muy enganchadas y son de Atlético, eso no se puede cambiar…”.
Convincente
Sobre su acción en los bancos de suplentes, recuerda que “un día le propuse a Javier (Pagani) acercarme y poner el micrófono en los bancos durante los pedidos de minutos. Me dio el OK, primero le preguntamos a los técnicos porque no estaban acostumbrados, pero con las canas los convencés. Todos aceptaron. Después tuve retorno y anuncié los cambios. Otro día, que Walter (Cricrí) no había llegado, tuve que hacer la presentación. La generosidad de ellos nunca la voy a dejar de agradecer. Así llegó Olguita la caradura”.
Cerca de cumplir los 73, Olga tiene cuatro hijas (Celia, María José, Daniela y Ana Clara), cinco nietos (Sofía, Milagros, Ezequiel, Diogo y Apolo) y tres bisnietos (Uma, Isabella y Benicio). “También tengo a mi vieja todavía, somos cinco generaciones”, acota.
No obstante, “se extraña no estar en la cancha, en las transmisiones. Por más que viva en una casa con patio, falta esa adrenalina de los viernes, cuando a las 18 iba al club, o me pasaba a buscar Walter Cricrí e íbamos a Derqui… Eso se extraña muchísimo”.
Mientras tanto, despunta el vicio en Telered, con una columa sobre básquet y entrevistas a personalidades como el Huevo (Oscar) Sánchez o Leo Gutiérrez: “Busco y busco, los convenzo, les escribo por Instagram y los saco. Los convenzo por las canas”.