La Escuela de Fútbol Municipal “Luis Lagomarsino” de Villa Rosa sin dudas que marcó una época no solo por sus logros deportivos sino también cumpliendo un rol social fundamental en los barrios humildes.
Fue el primer campeón pilarense de fútbol no federado en los Torneos Bonaerenses en 1997 y teniendo como premio un viaje a España.
Fue creada en 1992 de la mano de Jorge Molo Navarro y su grupo de colaboradores, quienes le presentaron el proyecto al intendente Telmo Pérez, que le brindó todo el apoyo para el inicio de las actividades.
“En Villa Rosa había muchos chicos con buenas condiciones. Todos jugaban al baby fútbol, pero llegaban a una edad y se terminaba su carrera porque no había fútbol 11”, le contó Navarro sobre los inicios a El Diario.
“La idea era armar una escuela formativa para contener a los chicos y proyectarlos a través del fútbol”, resaltó y expresó: “Le pusimos Luis Lagomarsino, en homenaje al intendente (primero en el regreso de la democracia) que para mí fue uno de los mejores que tuvo Pilar en la historia.”
La Escuela Lagomarsino arrancó con chicos de 12 a 17 años y tenía tres categorías: Sub 13, Sub 15 y Sub 17. “Carlos Satillán y el Gordo Cacho me ayudaron un montón desinteresadamente en la organización”, agradeció.
Las primeras prácticas eran en la cancha de la fábrica FV, pero luego Navarro se encargó de armar la de fútbol 11 en Deportivo Villa Rosa, que hasta ese momento solo tenía de fútbol reducido.
Pero por diferencias con la comisión directiva del club, la Escuela volvió a la fábrica con los entrenamientos. Con el apoyo de la Dirección de Deportes, ‘Molo’ comenzó a llevar a los chicos de campamento y jugar torneos recreativos.
En 1995 arrancó la era competitiva. Se inscribió en la Liga Lujanense y logró el título con la Sub 13 y Sub 15. Buscando un torneo mejor, al año siguiente desembarcó en la Liga de San Antonio de Areco para repetir éxitos “Nos pasamos porque había más equipos y queríamos crecer futbolísticamente. Esos años fueron espectaculares. Ahí fue que comenzamos a plasmar todo el trabajo realizado”, detalló. Y en el ’97 llegó la frutilla en el postre con la medalla de oro en los Bonaerenses.