Nos beneficiaríamos enormemente si solo nos tomáramos el tiempo para prestar atención a las simples lecciones que nos ofrecen los árboles. Ellos son una fuente infinita de conocimiento de vida, preparados para enseñarnos y nutrirnos.
Los árboles son una fuente infinita de conocimiento de vida, preparados para enseñarnos y nutrirnos. Pero, ¿tenemos la capacidad de escuchar lo que dicen?
Nos beneficiaríamos enormemente si solo nos tomáramos el tiempo para prestar atención a las simples lecciones que nos ofrecen los árboles. Ellos son una fuente infinita de conocimiento de vida, preparados para enseñarnos y nutrirnos.
Esta nota es una reivindicación para los árboles que están en las veredas que caminamos a diario; en los parques y plazas donde nos dispersamos y en su ambiente natural, donde los intereses privados los tumban sin piedad. Y para todos los que es nuestro deber salvarlos a tiempo, porque necesitamos de ellos para cuidar el suelo, tener aire limpio, medicina y para que sigan siendo hogar de otras especies.
Hoy los invitamos a apreciar a los árboles que están a nuestro alrededor, a mirarlos con atención y aprender las lecciones valiosas que tienen para quien quiera ver.
Así como no hay dos copos de nieve iguales, no hay dos árboles iguales. Cada uno crece y se dobla por su cuenta, sin guía ni prescripción. Las crestas de la corteza y las venas de una hoja son huellas dactilares, distintivas de cada tronco y rama.
Cada árbol es único, así que no tengas miedo de ser diferente. Abraza tus defectos y deléitate con lo que te hace «tú». Nunca sientas la necesidad de adherirte a los ideales de los demás; solo sé tú mismo y crece como quieres crecer.
Los árboles nos enseñan sobre la paciencia al tomarse todo su tiempo para crecer. No se apresuran, se enfocan en el momento presente. absorbiendo los rayos del sol, los nutrientes y el agua que los ayudan a prosperar.
Al igual que los árboles, nosotros también necesitamos confiar en el proceso de nuestro propio crecimiento. Yendo paso a paso, alcanzaremos nuestro máximo potencial.
Los árboles son muy resilientes. Continúan creciendo a pesar de distintos desafíos. los cambios ambientales o las pestes. Sus fuertes raíces les permiten soportar incluso las más duras tormentas.
De esta manera, demuestran la fortaleza interna que tienen para afrontar los cambios de la vida y demuestran la importancia de permanecer firmes y enraizados para lograrlo.
Estos seres vegetales son expertos en adaptarse a su ambiente. Crecen buscando la luz del sol, extienden sus raíces para encontrar agua y cambian sus hojas con las estaciones. Nos dan un ejemplo de cómo ser flexibles, de cómo dejar ir y adaptarnos a los pequeños cambios de la vida, y encontrar soluciones creativas para sobrellevar los obstáculos que podamos tener.
En la naturaleza, no hay lugares prescritos para que una semilla germine o una raíz germine. Los árboles crecen donde las condiciones sean mejores para ellos. ¿Por qué no tomar una página (reciclada) del manual de la naturaleza y tener la voluntad de explorar libremente? Cuando empiezas a vivir sin ataduras, empiezas a experimentar todo lo que el mundo tiene para ofrecer. Nunca tengas miedo de estas nuevas experiencias; ¡el cambio puede ser bueno!
Los árboles son parte de una vasta red de organismos que dependen unos de otros para sobrevivir. Ellos nos recuerdan que la humanidad también está interconectada con todas las formas de vida y que nuestras acciones tienen efecto dominó en el mundo que nos rodea.
Así, nos enseñan el poder de la comunidad y la importancia de fomentar las conexiones y relaciones con otros.