Este domingo 18 de mayo, la Ciudad del Vaticano fue escenario de un evento histórico: la ceremonia de entronización del papa León XIV. A diferencia de la ceremonia del cónclave, que se celebró a puerta cerrada (es decir, en secreto), la coronación fue en público.
El Papa presidió la Santa Misa en una Plaza de San Pedro repleta de fieles y autoridades civiles y religiosas. La celebración cargada de simbolismos y tradiciones centenarias, marcó formalmente el inicio de su papado.
En la misa estuvieron presentes más de 200 líderes mundiales: reyes, ministros y presidentes. Entre se encuentran la reina Máxima de los Países Bajos; los reyes de España, Felipe VI y Letizia; los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde; el gran duque Enrique de Luxemburgo y su esposa; la princesa heredera Victoria de Suecia y el príncipe Alberto de Mónaco, acompañado por su esposa Charlene el príncipe Eduardo de Gran Bretaña; el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, y la primera ministra, Giorgia Meloni; el presidente de Ucrania Volodimir Zelenski; el presidente de Israel Isaac Herzog; el presidente del Líbano, Joseph Aoun; el presidente de Polonia, Andrzej Duda;
el vicepresidente de EEUU James David Vance; el primer ministro neerlandés, Dick Schoof y, por último, Yoo In-chon, ministro de Cultura de Corea del Sur.
La representación latinoamericana fue especialmente significativa, con la presencia de cuatro jefes de Estado: la presidenta peruana Dina Boluarte; y los presidentes Gustavo Petro de Colombia; Daniel Noboa de Ecuador; Santiago Peñade Paraguay y la secretaria de la Gobernación de México Rosa Icela Rodríguez.
Pese a que el Gobierno había anunciado que el presidente Javier Milei iba a viajar a participar de la asunción de León XIV, se envió una comitiva al Vaticano.
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Primer recorrido en papamóvil. (Reuters).
EL PRIMER RECORRIDO DE LEÓN XIV EN PAPAMÓVIL
Antes de la ceremonia, León XIV realizó su primer recorrido en papamóvil que electrizó a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro. El vehículo blanco descubierto se deslizó lentamente entre la multitud, permitiendo al Papa saludar con cercanía a los miles de peregrinos que agitaban banderas de Estados Unidos, Perú y el Vaticano.
Las campanas de la basílica de San Pedro resonaron mientras León XIV, visiblemente emocionado, se levantaba a saludar y bendecir a todos desde la parte trasera del vehículo hasta su llegada al estrado principal.
La imagen del nuevo papa recorriendo la plaza en papamóvil evocó recuerdos recientes y significativos. Fue en ese mismo vehículo que el papa Francisco realizó su último paseo público durante el Domingo de Pascua, y en el que también se trasladó su ataúd el mes pasado, rumbo a su lugar de descanso final. La continuidad del gesto refuerza el vínculo emocional entre los pontífices y sus fieles.
Una multitud se congrego en la Plaza San Pedro este domingo. (Getty).avif
Una multitud se congrego en la Plaza San Pedro este domingo. (Getty).
LEÓN XIV RECIBIÓ LOS SÍMBOLOS DEL PAPADO
Durante la misa, León XIV recibió dos de los principales símbolos del pontificado: el Anillo del Pescador, emblema de su condición como sucesor de San Pedro y el Palio, una banda circular de lana blanca con seis cruces que simboliza su autoridad como guía espiritual de la Iglesia Universal.
El Anillo del Pescador tiene el valor específico del anillo-sello que autentica radicalmente la fe, una misión que fue confiada a Pedro: confirmar a sus hermanos. En el interior del Anillo está grabado el nombre de León XIV, mientras que en el exterior se representa a San Pedro con las llaves y la red, símbolos de su misión apostólica. Esta imagen – señala la explicación oficial – hace referencia al apóstol pescador que, confiando en la palabra de Jesús, echó las redes desde la barca y recogió la pesca milagrosa.
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El cardenal Tagle le entrega al Papa el Anillo del Pescador. (Clarín).
Junto al Anillo, el Papa recibió el Palio. Se trata de una estrecha banda de lana blanca que se apoya sobre los hombros, encima de la casulla, la vestidura litúrgica. El Palio simboliza al obispo como buen pastor y, al mismo tiempo, al Cordero de Dios crucificado por la salvación de la humanidad.
Más allá del protocolo, la entronización representó un nuevo capítulo para el catolicismo y para el mundo: es una señal clara sobre la orientación que tomará el nuevo pontificado, tanto en temas religiosos como en su mirada sobre los asuntos globales.
“Hermanos, hermanas, ¡esta es la hora del amor!”, concluyó el Pontífice en su homilía, exhortando a construir una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo y anuncia la Palabra. "Juntos, como un solo pueblo, todos hermanos, caminemos al encuentro de Dios y amémonos los unos a los otros".
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