En el Hospital Austral

Se inaugura en Pilar el primer Instituto de Medicina 3D en la Argentina

Tiene como objetivo volver más accesible la tecnología de vanguardia que permite diseñar e imprimir implantes metálicos a medida del paciente. Genera modelos basados en la anatomía específica de las personas.

28 de noviembre de 2023 - 11:37

El Hospital Universitario Austral inaugura su Instituto de Medicina 3D (IM3D), que lo posiciona como un centro de salud líder en medicina asistida por computadora y planificación 3D, y transforma el diagnóstico y las opciones terapéuticas.

Tal como informaron desde el nosocomio privado, el IM3D hará más accesible tanto para pacientes como para la comunidad médica una tecnología de vanguardia que, entre otras posibilidades, permite crear modelos 3D de anatomía específica de las personas, que ayudan a la planificación quirúrgica y a la formación de médicos, además de contribuir a que los pacientes tengan una mayor comprensión de los procedimientos.

También se diseñan e imprimen implantes metálicos a medida de las personas. El IM3D es el único en su estilo en la Argentina y en América Latina que cuenta con un ingeniero full time en su equipo.

La impresión 3D ofrece la posibilidad de reconstruir estructuras que antes no podían ser reconstruidas, sobre todo en pacientes de edades extremas por ejemplo, niños, o en regiones anatómicas donde habitualmente no se usan prótesis como la rodilla o la cadera”, explica el doctor Marcos Galli Serra, especialista en ortopedia y traumatología y actual coordinador del IM3D. “Esta tecnología también nos permite usar injertos de banco, es decir, trasplantes de hueso, de una forma mucho más precisa para reconstrucciones de segmentos específicos en la articulación, gracias a la planificación virtual”, añade.

“En nuestra casuística, este sistema ha demostrado que podemos disminuir el riesgo de recaída tumoral un 42 %, sobre todo en pacientes oncológicos con tumores muy grandes, que deforman o destruyen el hueso. Además de reducir la tasa de recaída de la enfermedad, disminuye el tiempo de la cirugía, de la internación y el índice de complicaciones”, señala el Dr. Galli Serra.

La fundación del IM3D es la culminación de un proceso iniciado en 2016, cuando el Hospital Universitario Austral creó una unidad inicial que fue evolucionando hasta convertirse en este valioso instituto. En estos años de innovación y dedicación, la Institución realizó 103 planificaciones 3D, 89 guías de corte, 30 implantes a medida y 4 biomodelos.

Sobre la creación del IM3D, el Dr. Galli Serra expresa: “Cuando viajé a Inglaterra en 2012 para observar esta técnica que allí ya se venía utilizando, tuve el sueño de poder aplicarla en nuestro país algún día. Ver ese sueño plasmado, ver la cantidad de pacientes que se benefician con el uso correcto y no el sobreuso de la tecnología, es realmente gratificante. La creación de este instituto es el broche de oro que el proyecto necesitaba”.

Sobre el Instituto de Medicina 3D

Como se ha mencionado, el IM3D ofrece modelos virtuales 3D, elementos específicos para el paciente de asistencia intraoperatoria e impresión 3D de implantes. Su inauguración confirma el propósito del Hospital Universitario Austral de ser referentes en tecnologías avanzadas, con altos estándares éticos y de calidad; ser promotores de la innovación e investigación a nivel nacional, regional e internacional, también de la formación profesional.

Todo esto en pos de la misión de la Institución: poner herramientas de avanzada a disposición de la mejor atención, para lograr cirugías más seguras y con mejores resultados.

La medicina 3D es una tecnología que debe utilizarse con criterio médico y en casos de excepción. De momento, se ha trabajado principalmente con pacientes con tumores óseos o de partes blandas con lesiones de gran volumen, que deforman el hueso y, por lo tanto, alteran sus relaciones.

También se ha utilizado en pacientes pediátricos sin disponibilidad de implantes para su edad y tamaño, o en defectos de formación o alineación ósea, ya sean congénitos o adquiridos luego de cirugías por fracturas complejas con consolidaciones incorrectas.

Historias de superación

Toto tenía 8 años cuando empezó a sentir un fuerte dolor en la rodilla izquierda, inflamada sin motivo aparente. En plena pandemia, en abril de 2020, sus padres Martín Farinasso y Romina Graña lo llevaron a su pediatra de cabecera, que les recomendó que fueran pronto al Hospital Universitario Austral a ver al doctor Marcos Galli Serra. El diagnóstico del pequeño fue osteosarcoma de tibia izquierda.

“A pesar del shock inicial, nos dio tranquilidad que Marcos y su equipo nos explicaran con claridad cómo iba a ser el tratamiento: desde los ciclos de quimioterapia hasta la cirugía en la que le reemplazarían la tibia por una prótesis 3D hecha a medida”, recuerda Romina, rememorando cuánto la sorprendió saber que existía aquella alternativa. Del duro proceso, destaca especialmente la calidez de los médicos y las enfermeras durante los meses de tratamiento, su ternura y paciencia para contarle el paso a paso a Toto, y quitarle las dudas.

“Se volvieron parte de la familia”, dice hoy Romina, agradecida por el trato y los resultados, porque el tratamiento resultó un éxito. “Hoy mi hijo lleva una vida normal, va al colegio caminando, juega al fútbol dos veces por semana en el club del barrio”, cuenta la mamá de Toto y de Cata, su hija de 16, “que acompañó mucho a su hermano y colaboró siempre para que todo fuera más fácil y funcionáramos como un gran equipo!”.

“Cuando empezó todo, él medía 1,40 m y ahora, a sus 12 años, ya tiene 1,62 m de altura”, añade esta pastelera del barrio de Flores, que siempre acude a los controles con dulces y tortas caseras: “Un pequeño gesto de gratitud con el gran equipo del Hospital Universitario Austral, por cómo nos cuidaron y acompañaron durante este proceso tan complejo”. Incluso Toto va contento a las revisiones, y aprovecha las visitas para compartir su historia de superación y resiliencia con otros niños internados que están pasando por un trance similar al que le tocó vivir entre 2020 y 2021.

Cuenta Romina Díaz que su hijo Jenaro empezó a sentir dolores en la rodilla izquierda a inicios de 2020, cuando tenía 10 años. Consultó a varios doctores de Luján, donde reside, quienes le dijeron que se trataba de molestias típicas de crecimiento.

“Así estuvimos durante tres meses”, recuerda esta emprendedora de 46 años, que decidió llevar a su niño a la guardia del Hospital Universitario Austral, tras una noche particularmente difícil: el pequeño Jenaro no podía pegar un ojo por los fuertes dolores. “Sabíamos que era un hospital excelente, y lo atendieron enseguida. Al cabo de dos horas, ya había un diagnóstico: Jenaro tenía un cáncer en el hueso de la cadera izquierda, en la pelvis, y en las partes blandas”, comparte Romina.

“Pensé que se me venía el mundo abajo, pero los profesionales nos contuvieron muchísimo. Como el tumor era muy grande, de 10 centímetros en su cadera chiquitita, nos dijeron que su caso necesitaba todas las herramientas posibles quimio, rayos, cirugía, pero que confiáramos que iba a salir adelante”, comparte hoy día.

“Yo creo que su salvación fue la cirugía”, manifiesta sobre la prótesis 3D que recibió Jenaro. Un niño curioso e inquieto que, durante todo el tratamiento, “necesitaba que le explicaran punto por punto para no tener una crisis. No solo el equipo del Hospital Universitario Austral lo hacía con mucha claridad, calidez y humanidad; también lo escuchaban y lo respetaban”.

Hoy Jenaro va a segundo año del secundario sin muletas. Y encontró una vocación deportiva que le augura un futuro promisorio: tras su recuperación, empezó a practicar ping-pong en una escuelita municipal, donde mostró grandes aptitudes. “Empezó a competir en torneos, y alguien de la Federación Argentina de Tenis de Mesa notó que tenía condiciones y lo invitó a formar parte de la Selección Argentina. Con 14 recién cumplidos, es el más chico de la Selección, y ya concentró en el CeNARD en varias ocasiones. Juega ping-pong convencional y adaptado”, cuenta Romina, orgullosa de cuán lejos ha llegado su perseverante muchacho.

“Que el doctor Galli Serra viniese todos los días a verme, que las enfermeras me tomaran la mano y me sonrieran en los momentos más desafiantes, que un sacerdote me diera la comunión cada mañana: esas son cosas que no tienen precio”, dice Gioconda Carbi, que el pasado junio recibió una prótesis 3D a causa de un cáncer en su pelvis y su cadera. Gioconda tiene 62 años y es artista plástica; nació en Rosario y vivió durante 15 años en México. Desde hace cinco años reside nuevamente en el país; más precisamente, en Capital Federal, en el barrio River.

Cuando a comienzos de este año empezó a tener dolores, supuso que eran achaques de la edad, pero tras consultar con el doctor Galli por recomendación, llegó al citado diagnóstico. Si bien reconoce que sintió miedo al comienzo, “confié en Dios y en los profesionales; sabía que harían todo lo posible para que estuviera bien”.

Ahora, mientras transita el tercer mes de su rehabilitación, ya ve grandes avances: pone la mesa, cocina, camina y está empezando a subir escaleras. Cuenta emocionada que también pudo viajar en coche hasta Rosario a visitar a su familia, a poco de la cirugía, sin sufrir molestias ni inconvenientes; “esa asegura fue mi prueba de fuego, y seguiré superando obstáculos hasta alcanzar la total independencia nuevamente y, quién sabe, empezar clases de danza”.

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