Robert Prevost, ahora pontífice León XIV, es una persona muy dinámica, creativa, carismática y políglota. “Entre todos, somos uno”, dijo ayer. Es tener un solo corazón y alma para la unidad.
El sacerdote indio que durante años estuvo a cargo del Instituto Verbo Divino, comparte una reflexión sobre el Sumo Pontífice ungido ayer.
Robert Prevost, ahora pontífice León XIV, es una persona muy dinámica, creativa, carismática y políglota. “Entre todos, somos uno”, dijo ayer. Es tener un solo corazón y alma para la unidad.
Es muy mariano y por eso ayer pidió rezara un Ave María por lo esencial que es la gracia de Dios.
La escucha es una característica predominante de su personalidad y su modo de actuar, como sacerdote, religioso agustino, Prior y General de su Orden, Obispo y especialmente como Cardenal de la misión de elegir obispos que ocupaba en el Vaticano hasta ahora.
Tiene también una llegada muy especial a los jóvenes que es un paso vital e indispensable para el presente y el futuro de la Iglesia viva y abierta. Ya vivió la Iglesia en salida con espíritu misionero en la diócesis de Chiclayo, Perú. Si bien nació en EE. UU., se identifica más como latinoamericano. Pero tiene una mirada de la catolicidad más allá de las nacionalidades.
Su estilo de ir montado a caballo a las regiones rurales y remotas de Chiclayo nos recuerda al Cura Brochero. El Santo Padre sabe que hay que ir, como Jesús, donde está la gente, especialmente las más carenciadas.
En Chiclayo lo esperaban barrios humildes, rostros cansados, iglesias sencillas y una fe que resistía la pobreza y el olvido. Y allí decidió quedarse. Aprendió el idioma con amor. Caminó por calles polvorientas, celebró Misas bajo techos de calamina, y compartió el pan con quienes no siempre tenían comida, pero sí una sonrisa. No fue un misionero distante ni un sacerdote extranjero.
Expresa su deseo de trabajar mancomunadamente entre todos que es el camino de comunión. Dijo en su discurso inaugural seamos discípulos de Cristo. Cristo nos precede. El mundo necesita de su luz; la humanidad necesita de Él como puente para ser alcanzado por el amor. Ayudémonos los unos a los otros a construir puentes de diálogo, de encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo, siempre en paz.
Nomen est missio dice en latín. Es decir, el nombre significa la misión. Al elegir el nombre León, pienso que va a seguir el estilo del papa León XIII y moderadamente la línea del papa Francisco, pero buscando la reconciliación, la unidad y comunión con todos los sectores dentro de la Iglesia.
El papa León XIII escribió la encíclica Rerum Novarum, significa de cosas nuevas, que dio un gran salto revolucionario del compromiso social en la Iglesia. También fue un pontífice místico.
La sinodalidad va a ser la hoja de ruta de su pontificado junto a la opción por la Ecología integral, jóvenes y familia. La crisis de la familia hace sufrir a muchos, dijo en primera homilía.
Decía que la educación (agustiana) tiene por finalidad el desarrollo integral de la persona humana, preparando a los alumnos para el ejercicio de sus funciones personales, profesionales y sociales.
Es una persona de diálogo que es un paso necesario para logar la paz en todas partes. Me imagino que su primera encíclica va a ser sobre este tema de la justicia y la paz social.
“Con ustedes soy cristiano” dijo ayer que significa no estoy solo la misión que asume es grande. Por eso ahora nuestro compromiso consiste en rezar por su pontificado y colaborar en su misión papal.