Por Marcelo Echevarría
Por Marcelo Echevarría
Días atrás, referentes pilarenses acudieron al Parlamento Nacional a fin de exponer los cientos de motivos por los cuales debe votarse la creación de nuestra universidad. Sé positivamente, dado que trato cada día de ser menos ingenuo, que estamos ante una decisión meramente política en medio de una grieta en donde la educación, como sucede en este caso, es la principal damnificada.
Y como la decisión de crear nuestra universidad está condicionada a intereses políticos, aportaré fundamentos duros, avalados con estadísticas, los cuales, quizás, restrinjan, limiten o dificulten los argumentos de quienes se oponen a su creación.
Veamos si lo logramos: partiremos de números aproximados.
El último censo arrojó que en Pilar viven 395.072 personas, las cuales 367.417 residen en zona urbana con un total de 137.425 viviendas particulares.
Del mismo censo se desprende que la Provincia de Buenos Aires posee una población total de 17.569.053 habitantes, por lo cual nuestro distrito representa del 2,250 a 2,3% de la densidad poblacional de toda la Provincia.
Esta brecha se incrementa exponencialmente, toda vez que, en la realidad, existen muchísimos habitantes que residen en Pilar, pero poseen sus domicilios en otras localidades, razón por la cual, según algunos expertos, la cantidad de habitantes podría llegar a incrementarse entre un 30% a un 45% del efectivamente censado.
A su vez, la superficie de Pilar es de aproximadamente 352 kilómetros cuadrados. Para tomar dimensión, comparativamente, pero de manera lineal (no medida en kilómetros cuadrados), representa el trayecto desde la Capital hasta 50 kilómetros antes de Mar del Plata.
En esa superficie es donde se encuentran las localidades de Zelaya, Pilar, Manzanares, Villa Rosa, Fátima, Derqui, Alberti, Del Viso, La Lonja, Villa Astolfi, etc. Pero, cuando de datos duros se trata, tenemos que probar lo que argumentamos y eso es lo que seguidamente haremos:
las principales universidades privadas poseen su sede en Pilar, como, de igual manera, la Universidad de Buenos Aires. Tomando un tramo por azar que comienza en el kilómetro 45 de Panamericana hasta el kilómetro 53, existen no menos de ocho centros médicos, como también el hospital universitario más importante de Latinoamérica, hospitales públicos y el futuro mega Hospital Central de Pilar.
A su vez, en el tramo expuesto que comprende 8 kilómetros de extensión, tenemos no menos de seis centros comerciales a cielo abierto; cinco hipermercados mayoristas; entre seis y ocho agencias de automóviles concesionarias oficiales de las más importantes marcas mundiales y no menos de ocho edificios corporativos.
Ni qué hablar de restaurantes representando a franquicias muy renombradas como, de igual manera, los históricos de la localidad, los cuales ascienden a cientos de ellos con las más variadas cartas para todos los gustos.
En el centro histórico de Pilar, a partir de su puesta en valor y embellecimiento, basta con leer los diarios locales para que puedan dimensionar la cantidad de emprendimientos nuevos (especialmente gastronómicos) que se inauguran, además, con un teatro local recientemente inaugurado que siempre se encuentra a sala llena.
Además, con infinidad de espectáculos culturales y, principalmente, la vida familiar que se hizo últimamente costumbre en las veredas perimetrales a la plaza 12 de Octubre, la cual fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año 1942.
La pregunta sobreviniente es: ¿A qué se debe tanto desarrollo y expansión? La respuesta es obvia, se invierte porque la densidad poblacional fue en constante aumento y, más aún, luego de la pandemia.
Fue allí cuando muchos de los actuales vecinos vendieron o permutaron su inmueble para venir a residir en Pilar, cansados del encierro, del agobio y el cemento para cambiar su calidad de vida en donde el verde es lo que fluye.
Ahora bien, en la actualidad, en la Provincia de Buenos Aires funcionan las siguientes universidades nacionales:
Almirante Guillermo Brown, Arturo Jauretche, Universidad Nacional de Avellaneda, Universidad Nacional General San Martín, Universidad Nacional de General Sarmiento, de Hurlingham, de José C. Paz, la Universidad de La Matanza, la Universidad de Lanús, la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, la de Moreno, Quilmes, la de Tres de Febrero, la Universidad Nacional del Oeste, la Universidad Nacional Raúl Scalabrini Ortiz en San Isidro.
Ante esto: ¿Por qué Pilar no podría tener su universidad? ¿Qué nos haría de menos respecto a las localidades donde ya se encuentran en pleno funcionamiento? Si es por población, el argumento está más que fundamentado; en lo que respecta a desarrollo económico vivimos en una localidad que si no es la más importante de zona norte, se encuentra dentro del top 3; el precio del metro cuadrado de tierra es uno de los más cotizados; los emprendimientos inmobiliarios crecen y la gente elige esta localidad para su vivienda permanente; tenemos el Parque Industrial más importante de la Provincia; entre otros conceptos que no puedo desarrollar por motivo de espacio.
No se me pasa por la cabeza que las fuerzas políticas puedan oponerse contradiciendo estos datos duros que son de público conocimiento y, de esa manera, se nieguen a la creación de una casa de estudios, lo cual representa el acceso gratuito para todo aquel que desee perfeccionarse para cumplir un rol profesional sin límite de edad.
Decidimos, junto con Santiago Piermarini, elevar esta nota, -pero mucho más extensa- a la comisión que trata la creación de nuestra universidad en el Congreso Nacional toda vez que, ambos entendemos, que la educación es el motor de la sociedad, de nuestros jóvenes y la esperanza de muchos pilarenses que desean un futuro mejor para sus hijos y/o nietos.
Los diputados leerán esta nota, de eso no cabe duda. Luego veremos si conseguimos aportar valor o un granito más de arena para que se vote esta iniciativa, toda vez que lo importante es el resultado final.
Por último, será el pilarense quien, llegado el momento de los comicios, deberá avalar si fue o no acertado contar con una universidad nacional en el distrito. Ello se exteriorizará cuando el ciudadano de Pilar decida darle su voto a quien se pronunció a viva voz a favor de la iniciativa o, en su defecto, votará a aquel que, con su silencio, hizo un excelente y eficiente trabajo para abortarla.