Es la primera de la provincia

La cooperativa de residuos electrónicos que funciona en Pilar y emplea a exdetenidos

Es TecnoRAEE. Reciben aparatos averiados y buscan reintroducirlos al mercado. También donan a escuelas. Su creador dice que el objetivo es "ayudar a que los chicos no vuelvan a delinquir".

Por Redacción Pilar a Diario 11 de julio de 2022 - 14:58

La Cooperativa TecnoRAEE, ubicada en la localidad de Lagomarsino, se convirtió en la primera planta bonaerense de gestión y refuncionalización de aparatos eléctricos y electrónicos (Raees). Pero también cuenta con otra particularidad: además de llevar a cabo un modelo de economía circular, brinda trabajo e inclusión social a personas privadas de su libertad.

"Acá laburamos con todos, chicos y chicas, liberados, con pulsera, con arresto domiciliario, con todos. No discriminamos a nadie", contó a Télam Gonzalo Piqui Pérez, de 44 años, uno de los fundadores de TecnoRAEE, quien se formó en parte en la cárcel y es conocido entre sus compañeros por ser "el cerebro" dentro de la cooperativa.

Entre los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) hay electrodomésticos como heladeras, calefactores, lavarropas e impresoras, a los que en los últimos años se sumaron los de última generación: televisores LED, notebooks y celulares, que son reemplazados cada vez con mayor ligereza.

A los residuos de estos componentes, Pérez los denominó "basura del futuro", aunque ya constituyen un problema: En Argentina, se calcula que se producen 465.000 toneladas de Raees por año, pero su gestión apenas llega al 3% de lo que se genera, según datos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Nación.

Frente a este escenario, el miércoles pasado TecnoRAEE recibió su distinción por ser la primera planta de la provincia de Buenos Aires de tratamiento y refuncionalización de ese tipo de residuos, que además ya tiene los papeles en regla para hacer una disposición final de lo que se conoce como "scrap" o chatarra electrónica.

La cooperativa fue incluida dentro del Plan Provincial de Gestión de RAEE, en un acto al que asistió la ministra de Ambiente bonaerense, Daniela Vilar, junto a la subsecretaria de Residuos Sólidos Urbanos y Economía Circular, Jackie Flores, y el intendente de Pilar, Federico Achával.

"Arrancamos con la planta nuclear Atucha y empresas grandes y chicas", señaló Pérez, quien destacó que entre los componentes que más se reutilizan se encuentran los discos rígidos, memorias RAM y microprocesadores que sirven para refuncionalizar nuevas computadoras.

En ese ciclo, el producto se prueba, si no funciona va a chatarra pero si sirve se le encuentra un uso, lo que impulsa el proceso de economía circular.

"Recibimos casi todo y puede entrar cualquier cosa, pero el fuerte es la computadora, que es lo que más se refuncionaliza", aseveró Pérez, quien destacó que si bien la venta de computadoras refuncionalizadas es una de las principales vías de sustento económico de la cooperativa, también realizan donaciones a jardines de infantes y escuelas.

La historia de TecnoRAEE, en tanto, comenzó en 2013 cuando Pérez y Martín Servillano, ambos del partido bonaerense de Almirante Borwn, se conocieron durante un taller de formación profesional que brindaba una ONG a personas privadas de su libertad, donde adquirieron conocimientos sobre computación.

"Me formé en la cárcel y me formé estando libre, estudié Analista de Sistemas que todavía no terminé, y todo lo que sé lo sé a razón de que me fui formando dentro de un galpón", contó Pérez a Télam.

Luego de recuperar la libertad, Pérez siguió colaborando con la ONG y junto a Servillano (también de 44 años) empezaron el proyecto que hoy es TecnoRAEE "desde cero, sin nada", cuando varios jóvenes le pedían trabajo para cuando salieran de la cárcel.

Fue entonces que presentó el proyecto a José Ruiz Díaz, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), quien pudo gestionar para que utilizaran el enorme galpón ubicado en Lagomarsino, donde ahora funciona la cooperativa.

Allí trabajan 18 empleados en conjunto con el MTE, con el Ministerio de Ambiente de Nación y Provincia y con el programa Banco de Maquinarias, Herramientas y Materiales, que les permite equiparse para refuncionalizar los equipos.

En el predio, donde se trabaja de lunes a lunes, se emplean destornilladores, amoladoras, compresores, luminarias y banquetas, herramientas a las que se suma un molino triturador de plástico para hacer frente a las incontables toneladas de basura electrónica que ingresan al galpón y ocupan la mayor parte de su espacio.

A su vez, la gestión y correcta disposición final de Raees permite reducir residuos como baterías, pilas y toners de impresoras que se envían a los basurales a cielo abierto y representan un peligro para la salud de la gente que dispone de ellos como medio de subsistencia.

"Los chicos tienen miles de cosas y problemas, muchos nacieron sin padres ni madres, con problemas de alcohol y droga. Pero nos relacionamos en conjunto y se contagia el trabajo que se va generando todos los días. El dinero que ingresa es para todos iguales, las asambleas son colectivas", contó Pérez, cuyo objetivo es "ayudar a que todos los chicos no vuelvan a delinquir".

El trabajo se realiza por grupos, ya que mientras Pérez explica cómo se usa un CPU y prueban si anda, Servillano va a la mesa de desarme donde se quita por un lado la placa y por el otro el plástico, la chapa, el core. Lo que sirve se guarda y lo que no se recicla.

Romina Palavecino, una de las trabajadoras, aseguró que "se formó un gran equipo donde nos capacitan y enseñan y todos los electrodomésticos vuelven a circular otra vez".

"Es un lugar donde te dan la posibilidad", frente a otros muchos espacios donde "no te abren las puertas, sobre todo si sos liberado y salís de un penal", añadió Romina.

Por su parte, Paola Belentier, otra trabajadora, explicó que llegó a la cooperativa porque tenía arresto domiciliario con pulsera. "Quería creer en mi y cambiar, porque no tenés nada cuando salís", remarcó.

Una vez en libertad, Belentier empezó a ayudar de la misma forma en que la habían ayudado a ella, "contagiando a otras compañeras que tenían pulsera también", y apoyando a quienes también habían sufrido violencia de género.

La mujer señaló que su objetivo es que "no seamos 13 trabajando, sino que seamos una fábrica".

"Hoy tenemos los papeles para traer más compañeros a trabajar y que esto crezca para que todos salgamos adelante. Y si nosotros pudimos demostrar que pudimos, ellos pueden", finalizó.

 

(Florencia Vaveluk / Télam. Fotos: Pepe Mateos)

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