El miércoles 3 de junio de 2015 se realizaba en Argentina la primera marcha multitudinaria de mujeres y disidencias bajo la consigna “Ni una menos, vivas nos queremos”. Ese día marcó un antes y un después en la manera que se vivía en el país la lucha feminista, no sólo para las mujeres involucradas sino también para sociedad entera.
La consigna no sólo copó las calles: se instaló en las redes, en las radios, en la televisión, en las cenas familiares, los colegios, trabajos, grupos de amigues, el transporte público, las paredes, en todos lados. Aún así, tardó mucho en instalarse en la agenda política del Estado.
Hoy, a siete años de la primera marcha, el observatorio de género “Ahora Que Si´ Nos Ven” compartió desde su cuenta de Instagram una recopilación de datos que, como mínimo, podrían considerarse alarmantes.
De los 1995 femicidios que se cometieron desde el 3 de junio de 2015 al 25 de mayo de 2022, un 43% fue cometido por la pareja de la víctima, un 21% por la ex pareja y un 13% por un familiar. Más de la mitad ocurrió en la misma casa de la víctima y un cuarto, en la vía pública.
Los datos aportados por el observatorio no dejan de ser similares a los aportados por los estudios internacionales, regionales y nacionales respecto a la relación de los femicidas con las mujeres asesinadas: en un promedio, el 90% de los femicidios se cometen desde el círculo íntimo de la víctima.
Además, en el caso particular argentino y según los datos del informe mencionado, una de cada seis mujeres asesinadas había realizado una denuncia contra su agresor; 1 de cada 10 tenía un medida judicial (perimetrales y símiles).
Habiendo ocurrido un femicidio cada 31 horas, 1738 niñes se quedaron sin madres y, en su gran mayoría, quedaron a cargo del asesino de esta o de familiares cercanos al femicida.
Por esto y porque sobran las razones, hoy más que nunca “ni una menos, vivas nos queremos”.
