La medición de anticuerpos es una foto de una parte de la respuesta del sistema inmunológico y los valores que arroja no contemplan la existencia de otros componentes claves como los linfocitos B y T de memoria que permitirán, en el largo plazo, que el organismo se defienda, explicó a Télam el reconocido investigador del Conicet Gabriel Rabinovich.
Rabinovich, director del Laboratorio de Inmunopatología del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme, Conicet), detalló que “los anticuerpos y los linfocitos T actúan de manera complementaria” para controlar las infecciones.
Y añadió que mientras los anticuerpos “pueden disminuir con el tiempo”, los linfocitos T generalmente se mantienen y son los que permiten la “inmunidad celular de memoria”, es decir, que el organismo se defienda cuando se encuentra de nuevo con el patógeno (en este caso, el virus) en un futuro.
En el contexto pandémico, Rabinovich junto a su grupo de investigación crearon una plataforma que permite medir linfocitos T específicos para el virus SARS-CoV-2 (COVID-T), lo que brinda la posibilidad de conocer un “mapa más completo” de la respuesta del sistema inmune tanto en pacientes recuperados de Covid-19 como en personas vacunadas.
“Medir anticuerpos es más rápido y práctico a través de una estrategia llamada ELISA en forma de kits porque lo que se mide es una proteína. Pero cuando uno mide linfocitos T es más complejo, es un trabajo que se hace por etapas”, dijo.
Y agregó que “se necesitan purificaciones de células de la sangre de pacientes, cultivo de estas células por un período de tiempo con fragmentos del virus en forma estéril y análisis de moléculas producidas por estas células (linfocitos) a través de un equipo llamado citómetro de flujo para ofrecer como resultado los parámetros de activación en forma integral. Esto es lo que nosotros logramos poner a punto con la plataforma COVID-T”.