“Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino a Zaragoza”, así canta la copla en la fiesta que celebramos hoy, la Virgen del Pilar.
“Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino a Zaragoza”, así canta la copla en la fiesta que celebramos hoy, la Virgen del Pilar.
En la fiesta de hoy, la Virgen nos da un mensaje muy especial y lo hace con una lección magistral. Empieza por hacernos una pregunta difícil: “¿cuál es el pilar de tu vida?, ¿en quién te apoyas?” .
Una persona se para en el camino, cerca del río Ebro. Cansada. Peor aún, desanimada. Es Santiago el Mayor, que va a predicar el Evangelio al finis terrae (la actual península Ibérica), que entonces formaba parte del Imperio romano. Los frutos de la misión son escasos, hasta el punto de querer abandonarla.
En la madrugada del día 2 de enero del 40, la Virgen María, que todavía vivía en Jerusalén, se apareció al apóstol, acompañada por un grupo de ángeles que transportaban una columna. Le pidió a Santiago que, en su honor, se edificara una capilla en el lugar de la aparición, en torno a la columna de jaspe (símbolo de la fortaleza) que dejó, y que siempre ha permanecido en la misma ubicación.
Esta aparición impulsó y animó al apóstol, quien continuó su camino hasta «su» ciudad: fue el primer camino de Santiago de la historia, en el que no podía faltar el aliento de la Virgen María.
La advocación de la Virgen del Pilar es una de las advocaciones marianas más antiguas… La Virgen, siempre en los comienzos… no puede ser de otra manera. La primera Misa en el templo dedicado a la Virgen del Pilar tuvo lugar un 12 de octubre.
Es lo que tienen las lecciones magistrales: una sorpresa final. Porque esta historia, este pilar, no está escrita todavía: es la que nos toca revivir a cada uno de nosotros.
No lo dudes: la Virgen del Pilar nunca se olvida de nosotros: Ella quiere ser el pilar en el que se apoye nuestra vida.
Ahora, en esta fiesta, ya puedes responder a la pregunta: “¿cuál es el pilar de tu vida?, ¿en quién te apoyas?”.
La Virgen del Pilar nos da una pista de cómo debemos dar este paso: una talla pequeña -38 centímetros de alto- con rostro delicado, ojos entrecerrados, que esbozan una leve sonrisa. El Niño es posterior, y nos indica la actitud básica para recomenzar: con un pajarillo en su mano izquierda, agarra con fuerza el manto de María con su derecha.
Agarra con fuerza el Pilar de tu vida, y confía…