En un clima de profunda emoción, familiares y amigos de Viviana Altamirano se manifestaron para pedir justicia por la joven que en 2004 habría sido desaparecida por Esteban Lorenzo Duarte, el descuartizador de Villa Astolfi.
La movilización tuvo lugar el lunes en la estación de Tigre y el eje fue no solo criticar cómo se manejó la justicia durante estos 15 años sino también pedir que se reabra la investigación por la desaparición de esta mujer.
“Cómo van a tapar que en su momento liberaron a un asesino serial, con todas las pruebas que tenían”, se preguntó la mamá de Viviana, Nidia Altamirano, que, en diálogo con El Diario, aseguró que va a pedir “allanamientos en la casa de la madre y en la que encontraron ropa de mi hija, ambas en Del Viso”.
“Tendrían que buscar en esos terrenos. Con una mente macabra no se sabe. Acá (por el barrio Las Tunas de General Pacheco) en la casa del padre del asesino serial hay pertenencias de las dos personas desaparecidas, Mercedes Gauto que vivió ahí y el hombre que no recuerdo ahora”, agregó. Y concluyó: “Esta mujer que descuartizó si lo detenían no hubiese muerto. Son totalmente inoperantes”.
Misterio
El 28 de abril de 2004, cuando fue vista con vida por última vez, Viviana tenía 21 años. Salió de su casa en el barrio Las Tunas, del partido de Tigre, para ir a trabajar y nunca más se supo de ella.
Aunque desde un primer momento su madre apuntó contra Duarte, que era vecino de la zona y quien tenía varias entradas a la cárcel por distintas causas, la Justicia nunca la escuchó.
Recién unas semanas atrás, cuando Duarte fue visto deshaciéndose de restos humanos (que luego se supo que pertenecían a su esposa Rosa Brizuela) en cercanías a la estación de tren de Villa Astolfi, se relacionó a este hombre, que ya había estado preso por matar en 2005 a su concubina que estaba embarazada, con la desaparición de otras personas.
Además de Viviana Altamirano, se lo vincula a la desaparición de una expareja, identificada como María Mercedes Gauto con quien su familia perdió contacto en agosto del año pasado, y con la de un hombre, Guillermo Manuel Díaz, a quien conoció cuando cumplía condena en la cárcel.
El 19 de noviembre del 2019 fue la última vez que alguien supo algo de Guillermo. El descuartizador había quedado con este hombre, que tenía 40 mil pesos en efectivo y un cheque a cobrar por 13 mil pesos, para ir a ver un terreno para comprar. Al día siguiente, su teléfono se apagó, borró la foto de su WhatsApp como si hubiera bloqueado a todos sus contactos y nunca más contestó.