Cualquiera que frecuente el centro de Pilar la reconocería: Petrona Callaguara lleva 38 años vendiendo ropa interior en la manzana de la terminal de ómnibus, y la relación que ha mantenido con las diversas gestiones tuvo sus altibajos.
Cualquiera que frecuente el centro de Pilar la reconocería: Petrona Callaguara lleva 38 años vendiendo ropa interior en la manzana de la terminal de ómnibus, y la relación que ha mantenido con las diversas gestiones tuvo sus altibajos.
Ahora, la mujer afirma que este viernes fue violentamente desalojada por un grupo de inspectores municipales, que se tomaron a golpes con sus hijos y quisieron secuestrarles auto y mercadería. Además, dice que en la comisaría se negaron a tomarles la denuncia.
Si bien antes se ubicaba en la calle Rivadavia, en una de las entradas peatonales de la terminal, ahora lo hacía en Pedro Lagrave, justo en la entrada de los colectivos. "Es analfabeta, pidió trabajo con Zúccaro y con Ducoté, pero nunca le dieron un empleo por su edad. Tampoco es obligación de ellos dárselo, pero de alguna manera tiene que vivir”, expresó su hija Laura a El Diario. No obstante, con esta administración pautó que podría quedarse allí los viernes y sábados de 9 a 13.
Golpes
El incidente comenzó cerca del mediodía, cuando cuatro inspectores se apersonaron y le dijeron en buenos términos que ya no podía seguir vendiendo ropa, ya que los comerciantes aledaños se habían quejado, algo que después fue desmentido por los dueños de los locales. "Les pedí que esperasen a las 15, cuando llegaba mi hija a ayudarme a recoger la mercadería”, comentó Petrona.
Mientras tanto, sus dos hijos varones fueron al Municipio a pedir explicaciones sobre el cambio de opinión. Uno de ellos, José, indicó que allí "nos dijeron que no podía estar más, de lo contrario le iban a secuestrar la mercadería, y que si no le gustaba le escribiera una carta al intendente”.
La situación se tornó violenta a las 15, cuando todo había sido guardado y se estaban por ir: en ese momento llegó otro grupo de cuatro inspectores, "ya de mala manera. Mientras mi hija habla con uno de ellos, el resto se reía. Mi hijo mayor comenzó una discusión con el que llegó manejando la camioneta y se terminaron agarrando a trompadas”, recordó la vendedora.
Petrona aseguró que "el resto, en lugar de separar, se puso a pegarle a mi hijo. Eran cuatro contra uno y le pegaron patadas en el piso”. Su hija y el hijo menor también afirman haber sido golpeados. "Tendrían que haber separado en lugar de pegarle entre cuatro como una patota”, agregó.
Detenido
La pelea provocó la llegada de la policía, que se llevó al hijo mayor (llamado Víctor Callaguara) a la comisaría, durante algunas horas. Los inspectores denunciaron a la familia, pero –según la vendedora- la policía no les quiso tomar una contradenuncia a la mujer y sus hijos.
"Nos querían secuestrar el auto y la mercadería a toda costa, pero hasta el inspector de tránsito se negó, porque reconoció que no había infracción alguna”, dijo José.
El joven agregó: "Gracias a mi mamá nosotros pudimos estudiar. Como ayer no nos trataron nunca, salvo alguna vez que nos sacaron la mercadería”. Su madre, por su parte, se preguntó: "¿Por qué tanto odio? Somos todos iguales, un solo Dios tenemos. Vendo ropa en la calle para que no me falte comida ni medicación”.