El ritual se repite año a año con la llegada de agosto y la celebración de la Pachamama. La tradición indica que hay que beber tres sorbos de caña con ruda en ayunas para gozar de buena salud, prolongar la vida y espantar la mala suerte.
En Pilar, el bar El Laucha se ha convertido en el epicentro de esta costumbre milenaria y, en los últimos años, el ritual fue ganando adeptos hasta imponer un nuevo récord de factoría.
Como cada 1º de agosto, ayer Tito Lucas abrió las puertas del tradicional bar ubicado en Venancio Castro y Pelagio Luna con el estante abarrotado de botellas de caña con ruda que dejó macerando hace exactamente un año. Unas 120 botellas que preparó en agosto de 2016 con ramas de las plantas de ruda macho que crecen en su casa de Pilar.
El desfile de parroquianos comenzó temprano y el brebaje para honrar a la Madre Tierra empezó a agotarse rápidamente. A tal punto, que cerca de las 10 de la mañana ya había vendido más de 100 botellas y esperaba agotar el stock completo antes de la hora del almuerzo.
"Pensé que iba a quedar más de la mitad, pero por suerte se fue agotando muy rápido. Preparé 120 botellas y se vendieron muy rápido desde muy temprano. Hubo varios que se llevaron de a cinco o más”, comentó Tito, responsable de la continuidad del bar El Laucha.
Este establecimiento, que pronto cumplirá 64 años, se sostiene con costumbres y formas propias de otros tiempos. Fue concebido como bar incluso antes de la creación del Parque Industrial y la Panamericana. Por entonces, estaba ubicado en una esquina de tránsito obligado para quienes entraban o salían del distrito con rumbo al oeste. Hoy, rodeado del desarrollo que transformó a Pilar, todavía conserva su fachada original, siempre custodiada por un par de perros qualunques, y el mobiliario varió poco durante las últimas décadas. Tampoco hubo campaña publicitaria ni marquesinas llamativas para promocionar la venta de la famosa caña con ruda. Un cartel escrito con tiza, a la vieja usanza, fue más que suficiente. Se sabe, nadie espera una invitación del Laucha a través de Facebook. Acá se impone lo simple.
No hay empanadas en frascos, tampoco cervezas artesanales. "Tratamos de sostener algunas tradiciones”, argumenta Tito, mientras vende otra botella de caña con ruda y, de paso, sigue atento al guiso carrero que servirá al mediodía.
$120
cuestan las botellas de caña con ruda en El Laucha, y el vaso, $25.