LA COLUMNA DEL PADRE SAYU:

El Papa Francisco y la primavera

Por Redacción Pilar a Diario 25 de septiembre de 2016 - 00:00
La primavera es una estación del tiempo. Pero para la literatura, es signo de felicidad, de alegría. Muchos poemas, escritos y obras de arte la destacan.
Todos, de una manera u otra, deseamos tener la primavera.
En muchas culturas, ésta representa tanto a la fertilidad como a la juventud. Pero el tema más delicado es que cada vez tendríamos menos primaveras floridas, ¡si sigue el calentamiento global!
Hace un año el Papa Francisco escribió una encíclica: Laudato si´ [Alabado seas mi Señor] (LS), exhortando a todos a cuidar la Tierra, nuestra Casa Común. Esta obra, que tiene 246 números/párrafos, fue aceptada por los líderes mundiales. Recibió un gran acatamiento a nivel mundial, por los expertos y todas las personas que se preocupan por el futuro. 
El Papa Francisco pone en evidencia las causas éticas y espirituales que explican el deterioro del ambiente.
"¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?”,  pregunta el pontífice, preocupado. Porque el cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad (LS 25).
Esta pregunta no afecta solo al ambiente de manera aislada, porque no se puede plantear la cuestión de modo fragmentario. Cuando nos interrogamos por el mundo que queremos dejar, entendemos sobre todo su orientación general, su sentido, sus valores. Si no está latiendo esta pregunta de fondo, no creo que nuestras preocupaciones ecológicas puedan lograr efectos importantes.
Pero si esta pregunta se plantea con valentía, nos lleva inexorablemente a otros cuestionamientos muy directos: ¿Para qué pasamos por este mundo? ¿Para qué vinimos a esta vida? ¿Para qué trabajamos y luchamos? ¿Para qué nos necesita esta tierra? Por eso, ya no basta decir que debemos preocuparnos por las futuras generaciones.
Se requiere advertir que lo que está en juego es nuestra propia dignidad. Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá. Es un drama para nosotros mismos, porque esto pone en crisis el sentido del propio paso por esta tierra (LS 160).
Como encíclica social, el Papa no solamente denuncia los problemas, sino que pide una reforma de la sociedad a través de soluciones concretas. Nos sugiere una educación ecológica y ambiental (LS 209-246).
Se requiere una conversión ecológica. A ésta estamos llamados a colaborar, cada uno, comenzando por ejemplo, con la clasificación de la basura doméstica para el reciclaje. 
Que seamos "cuidadores responsables” de la tierra como nos pide Dios (Génesis 1, 28) para que siempre haya más primaveras felices. 


FM Plaza 92.1
Pueden escuchar los micros del padre Sayu, "Con Jesús y María mi vida es feliz”, lunes, miércoles y viernes a las 22, por FM Plaza 92.1. Correo: [email protected] 

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