En agosto, se cumple el 11º aniversario de la iniciativa de un grupo de vecinos que, preocupados por el estado en el que se encontraba un gran predio ubicado a metros de la ex Fábrica Militar, se pusieron a trabajar bajo el nombre de Asociación Patrimonio Natural de Pilar.
Las 300 hectáreas de verde que yacían bajo una capa de basura se transformaron en la Reserva Natural, que en poco más de una década, ha conseguido aumentar su caudal de visitas, siendo para muchos, el escape de la vida urbana.
“Lo que más llama la atención es que viene gente todo el tiempo. Si bien no es masiva la concurrencia, en días de semana normales tenés visitas; antes no pasaba”, apuntó Marina Lemos, una de las integrantes de la Asociación Patrimonio Natural que está a cargo de la protección del pulmón verde de Pilar.
Es que con el correr de los años y con la difusión de las actividades que se realizan en el lugar, es mayor la porción de visitantes que residen en Capital Federal y otros lugares alejados de Pilar.
En cuanto a los pilarenses que cada semana deciden dar un paseo y disfrutar de la tranquilidad de la Reserva, Lemos indicó que muchos toman al lugar como parte de su itinerario para escapar de la rutina: “Hay gente que viene a darse una vuelta, a caminar o a correr. El público local ya la está tomando como propia, a pesar de que falta mucha difusión”, señaló.
En las próximas semanas, habrá una serie de actividades con raíces en nuestro hemisferio sur. La primera es el Día de la Pacha Mama, con las ofrendas de elementos diarios que se entierran a modo de agradecimiento a la Madre Tierra.
“El sentido de esto es devolverle a la tierra lo que nos ha dado todo el año y a su vez pedirle prosperidad en el año que viene”, detalló Lemos. Asimismo, se comenzó a diagramar un cronograma para que se puedan realizar visitas guiadas especiales junto con talleres de plantines de árboles nativos durante las vacaciones de invierno.
