Sigue el avance de las ardillas: ya están a 30 cuadras del centro

Vecinos del barrio Villa Alpina han logrado fotografiarlas en los cables de luz. Provocan daños y los ambientalistas señalan que son una amenaza para el medio ambiente y la salud.

22 de febrero de 2012 - 00:00

 

Un ejemplar de ardilla fotografiado por Luz María D’Angelo, vecina del barrio Villa Alpina.

 

 

El problema que años atrás comenzaba a inquietar a la población de Luján, paulatinamente comienza a hacer lo propio en Pilar. Es que se estima que durante los últimos meses, el avance de las ardillas de vientre colorado se ha multiplicado en velocidad, tanto que están siendo vistas por primera vez en distintos puntos del Partido.

A fines del año pasado, El Diario hacía pública la preocupación de los vecinos del barrio Carabassa y sus alrededores por la invasión de ardillas. Por aquel entonces, estos simpáticos animalitos habían hecho estragos en varios hogares cortando cables de electricidad y del servicio de teléfono, y rompiendo caños de plástico y mangueras, como así también diversos elementos que los propietarios de la zona olvidaban en sus patios.

“Si una familia tiene una planta de manzana, se quedó sin nada. Si tiene huerta, se comen todo sin control”, explicó Graciela Capodoglio, de la Asociación Patrimonio Natural del Pilar.

Durante los últimos días, vecinos del barrio Villa Alpina del kilómetro 55,5 de la Panamericana, a unas 30 cuadras del centro de Pilar, pudieron observar la presencia de varias de estas ardillas, deambulando sobre los cables de electricidad.

Luz María D’Angelo es vecina de la zona y con su cámara de fotos logró captar a uno de estos bichitos caminando sobre los cables. Las imágenes son las que acompañan la presente nota y el título de tapa.

Por su parte, otra vecina de la zona vio sobre su roble a otro ejemplar. Aunque no se puede hablar de una invasión de ardillas en el barrio, los vecinos ya han enviado a especialistas de la Universidad de Luján sus inquietudes sobre las acciones que se deben realizar sobre la problemática poco conocida que traen estos animales en los hogares.

 

Amenaza ambiental

“Por suerte aún no han pasado la Panamericana y el río las está frenando para que no lleguen a la Reserva”, mencionaba hace casi dos meses atrás, Graciela Capodoglio, respecto al riesgo que corría la Reserva Natural, ubicada a metros de la ex fábrica militar. Este lugar es el pulmón verde más grande que posee Pilar. Allí, convive la flora y la fauna autóctona de la región. El riesgo que se corre en este lugar es que, al vivir entre las ramas y al comerse los huevos de las aves, la población de ellas podría disminuir. Como consecuencia, los animales que se alimentan de aves se alejarían, provocando un irremediable desequilibrio ambiental. Es que ya se han visto merodear ardillas por la zona del barrio Pellegrini, cercano a la Reserva.

Otra de las preocupaciones que nacen de la presencia de la ardilla de vientre rojo es que es transmisora de enfermedades como la leptospirosis. Como contrapartida a esta amenaza, desde la Dirección de Zoonosis se están concientizando para aplicar métodos de control. Debido a que el problema requiere de mayor atención y dedicación, desde el Concejo Deliberante comenzaron a trabajar sobre un proyecto de ordenanza para regular la introducción, la exposición, la tenencia, el traslado y la comercialización de la ardilla de vientre rojo. Mientras tanto, aconsejan no domesticarlas, ni darles de comer y alejarse de ellas.  


Sobredimensionado

La contrapartida a la invasión de ardillas la brindan algunos medios de Luján que sostienen que la problemática está sobredimensionada y que no se han registrado más que algunos daños menores, como la rotura de cables. A su vez sostienen que en todo este tiempo no se ha registrado un solo caso de leptospirosis, enfermedad provocada por las ardillas de vientre colorado.

 

Según una especialista

De simpáticas, a un problema ambiental

Se ha comprobado que la introducción de las ardillas de vientre colorado trajo aparejados importantes impactos negativos sobre el ecosistema pampeano. Desde organismos y gobiernos se ha puesto el foco sobre el control de las plagas debido a su gran crecimiento en cantidad.

María Rosa Batalla, consultora ambiental y especialista en Evaluación de Impacto Ambiental de la Universidad de Luján, señaló que el problema en cuestión resulta de un tema tan ambiguo como polémico. “Es un tema cuidadoso, por eso a veces las organizaciones de defensa de los animales se enojan cuando se dice que hay que controlar la población de estos animales”, indicó la docente sobre la especie que se ha convertido en plaga en Luján por los daños que causa. “Deja de ser simpático para ser un problema ambiental”, explicó.

A fines del año pasado concejales del Partido de Luján dieron el visto bueno a la caza del animal debido a que vieron truncos todos sus esfuerzos por impedir que se sigan reproduciendo en gran cantidad.

Esto afecta directamente a Pilar debido a que la corriente migratoria que coincide con la línea del río Luján hacia el Partido.

 

Especie “setentista”

La ardilla de vientre rojo es una especie exótica que fue introducida en nuestro país en la década de 1970. Según cuenta la historia, un empresario belga llamado Julio Steverlynck, personaje importante en el desarrollo de la localidad de Jáuregui (Luján), añorando su ciudad de origen, hizo traer desde Europa algunos ejemplares de ardilla de vientre rojo. Estos animales se escaparon, comenzaron a reproducirse en forma descontrolada y se expandieron a las ciudades de Escobar, Exaltación de la Cruz, General Rodríguez, Luján, Mercedes, Pilar y San Andrés de Giles. Debido a su gran movilidad y sus rápidos movimientos, el ecosistema pilarense carece de un depredador natural para reducir su población.

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