El nombre de las rosas

Los Sitjes llegaron a Derqui hace 60 años y hoy van por la cuarta generación de productores de rosas. Sujetos a los cambios culturales, hablan del valor de las flores a través de los años.

18 de septiembre de 2011 - 00:00

 

Papá Ricardo y sus hijos Verónica y Diego, en el cultivo de Derqui.

 

 

por Celeste Lafourcade

 

Quince años habrían pasado desde que Don Jaime Sitjes, jardinero de profesión, llegara de su España natal a pisar por primera vez ese inhóspito paraje llamado Presidente Derqui, promocionado por el desarrollo de un ferrocarril tan floreciente como la Argentina de entonces. Corría la segunda mitad de la década del 40 cuando el hombre que supo cosechar una amistad con su vecino el presidente Alvear, decidió abandonar Don Torcuato en busca de un espacio más extenso donde desarrollar su cultivo, el mismo donde hoy –custodiado por la tercera y cuarta generación de la familia- florecen 150 mil rosales.

Tradición, herencia y algo que se lleva en la sangre hizo que todos los Sitjes terminaran por honrar el oficio que a esta altura ya es inseparable del apellido. Habiendo aprendido la técnica de su padre, Ricardo, de 57 años, hoy va dejando el legado en sus hijos: Diego (28), abocado al cultivo, y Verónica (30), encargada de la comercialización y de la apuesta más reciente, la florería que desde hace un año inauguraron en el Shopping Las Palmas.

 

-Cómo cuarta generación de la empresa ¿se siente la presión de seguir la tradición?

- Verónica: Al principio no, porque mi papá nos decía que ya que pudimos estudiar (es licenciada en Comercialización) que hiciéramos otra cosa, pero sentís que te tira. Además a mi papá le fue muy bien haciendo las cosas a su forma entonces no querés destruir todo lo que él armó y sentís la presión emocional de que funcione

- Diego: ¡Imaginate que seamos nosotros los que fundamos cuatro generaciones de flores! (risas). Vero no se podía encargar de la producción y la venta, así que cuando terminé el profesorado (de Educación Física), empecé a trabajar.

 

-¿Cuál es el secreto para que funcione una empresa familiar?

- Ricardo: No sé si hay secreto, la base es el trabajo y engancharte en la faceta que a vos te guste. Esto se basa en esfuerzo y prueba y error de tres generaciones, pero nunca se termina de aprender. Yo voy perdiendo la fuerza y ellos me trasladan eso y su forma de ver las cosas.

 

-¿Cómo sobrevivió la empresa a todos los contextos políticos y económicos desde Perón hasta acá?

- R: Trabajando y poniendo el lomo como todo el país. Acá no te quedás sin trabajo porque te echen del laburo pero te quedás sin rentabilidad y te enterrás de deudas. Vas cambiando, apostando al año siguiente y se te va pasando la vida. Es duro este país. Hoy ves que hay récord de fabricación de autos, consumo y vos ves otra realidad, que los números no te cierran. Que hay inflación, que no conseguís gente para laburar.

 

-¿Cómo califica el presente para el productor?

- R: Es complicado. Acá a la gente le muestran una cosa y la realidad es otra. A pesar de que digan que apoyan a las PyMES creo que las más perjudicadas son las PyMES, acá se favorecen los monopolios aunque ellos dicen que no y el Estado domina al pueblo con la plata. ¿Quiénes se enriquecieron en los últimos años del país? Los grandes monopolios y los políticos.

 

Nuevas costumbres

Una hectárea y media cubierta, 20 variedades de rosas y 150 mil plantas son algunos de los números del cultivo que impacta en la primera impresión. Enormes invernaderos plagados de rosas radiantes cuyo ciclo no se interrumpirá hasta el próximo junio se preparan para abastecer las tres fechas más fuertes del calendario florícola: el Día de la Primavera, el de la Madre y el recientemente importado San Valentín.

 

-¿En los últimos años se revalorizó el consumo de la flor?

- V: No. Nuestro producto no es de primera necesidad y es lo primero que se deja de consumir. Además hay una cultura que cada vez va perdiendo más el consumo de flores. Por un lado ya no está el hábito de llevar flores a los cementerios. En cuanto a regalos, ahora competís con un montón de cosas, quizás una mamá prefiere un celular a una flor, y el hombre dejó de ser romántico.

- D: Yo creo que es al revés, la mujer dejó de ser romántica. Nosotros lo vemos en la florería. Pasa una pareja, el hombre para comprarle una flor y la mujer dice que no.

- R: Hay un cambio en la cultura de la gente, hoy lo que más consume es tecnología. Tal vez como sector no hemos sabido insertarnos y darle otros usos.

 

-¿A qué se debe que la rosa se haya encarecido en los últimos años?

- R: Hoy hay más producción de diversas flores más baratas que le han sacado un poco de mercado a la rosa. Entonces hay una jerarquización para poder sacarle más plata a ciertas flores, y las rosas entraron en esa elite.

 

-¿Desde la comercialización cómo se conseguiría reinsertar la rosa como bien de consumo?

- V: Como se hizo con productos como el vino, lo ideal sería que hubiera una cámara que fomente el consumo de flores. Hay un desconocimiento muy grande del lado del comprador, quizás piensan que es igual a tener un rosal en tu jardín entonces no lo valoran desde ese punto, que hay un montón de trabajo detrás.

- R: Tendríamos que saber que cada variedad tiene un nombre y a qué se debe, esa es una falencia grande que tenemos como sector, instruir a la gente.

 

-¿Quiénes son los principales consumidores de rosas?

- V: Los decoradores. Lo que tiene la rosa es que es una flor versátil, le podés dar un montón de usos, para regalos, para decorar. Igual, el minimalismo nos mató. Vos ves las novelas mexicanas o brasileñas que están llenas de flores y acá todos con el minimalismo.

- D: El hombre regala y la mujer decora su casa. El que más plata gasta es el hombre, regala y no se fija.

- R: La persona que quiere expresar algo, porque la flor no es un objeto, vos con la flor regalás y estás brindando otra cosa. Te está diciendo algo.

- V: Es un símbolo y perdimos los símbolos, eso es lo que pasa. Ahora es todo mucho más concreto. Se regala lo que se necesita.

 

¿Qué simboliza una rosa?

- V: Cuando alguien te regala una flor te está regalando una expresión de sus sentimientos. Hoy es valorable porque hay pocas expresiones de amor. Quizás hay gente que hace un regalo y viene a buscar la flor para acompañar.

 

 

 

 

En el cultivo de Derqui hoy florecen 150.000 rosales.

 

 

Los pro y contra de trabajar en familia

 

-¿Cómo repercutió en la familia la incorporación de los chicos a la empresa?

- R: Centraliza todo el esfuerzo hacia algo, hacia un objetivo común. A buscarle la vuelta para seguir viviendo de esto.

- V: Te sentís más unido porque no queda otra que tirar todos para el mismo lado. Y en lo que se basa una empresa familiar es en la confianza, hacer lo mejor posible para el bien de todos.

 

-Lejos de lo que puede pensarse ¿Insume mayor compromiso que en otro trabajo?

- V: En otro trabajo aunque discutas vos te vas y listo. Acá sabés que tu viejo se quedó enojado, y después lo tenés que volver a ver el domingo.

- D: Tenés que tener muy en claro que sos familia, podés discutir pero siguen siendo tu papá y tu hermana. Salís y te seguís queriendo igual.

- R: En una empresa familiar está todo mezclado, por eso el afianzamiento. Se mezcla el laburo, la familia, los sentimientos y quizás sos más auténtico. Acá no se baja la persiana nunca.

 

 

“La gente quiere la roja”

 

Con la apertura de Florivery, el local de venta al público ubicado en Las Palmas, la empresa –dedicada desde sus inicios únicamente a la comercialización en el mercado de flores y a grandes clientes- sumó una nueva división de negocios. La apuesta, según Verónica se explica en“la necesidad de acercarnos al consumidor final, eso nos da información para el cultivo. Qué es lo que la gente busca”.

La florería y los años de experiencia le permiten afirmar con propiedad que pese a los vaivenes en los gustos de los consumidores “la rosa siempre tiene su vigencia”.

“En floricultura –acota Ricardo- en Argentina estamos atrasados 20 años a lo que son los grandes productores.

“Hay rosas en el mundo totalmente sin espinas, con mucho perfume, verdes, azul, violeta. Nosotros habíamos traído rosa negra y este año la tuvimos que arrancar”, afirma y antes de que uno comience a lamentarse por tremenda decisión ofrece una explicación convincente: “el 90% consume rosa roja. Hay colores que son alucinantes pero la gente quiere rosa roja”.

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