Robarse entre compañeros: cuando la inseguridad está dentro del aula

Antes eran corrientes en el Secundario. Pero en Primaria hay cada vez más casos. Celulares, dinero y MP3, lo más buscado.

15 de septiembre de 2010 - 00:00

“Profesora, me falta el celular” o “me robaron la plata que tenía en la mochila”, son frases que se escuchan a diario en las aulas de Pilar. Si bien siempre existieron, los robos entre alumnos proliferaron en los últimos tiempos, dándose tanto en las escuelas públicas como privadas, en los niveles primarios como secundarios.

Tal como suele suceder con los robos que sufren puertas afuera de la escuela –para lo cual, luego de las vacaciones de invierno, se diseñaron corredores seguros-, los botines elegidos por los ladrones son los mismos: teléfonos celulares, dinero y elementos tecnológicos como reproductores de MP3 o cámaras fotográficas.

La característica general es la ausencia de violencia: no se trata de quitar algo por la fuerza, sino de cometer hurtos mientras los alumnos están en recreo, o bien aprovechando distracciones, con el salón vacío en gran cantidad de casos.

Además, si bien es más habitual que los alumnos se roben entre sí en los niveles Secundario y Polimodal, en los últimos tiempos la problemática se extendió a los salones de Primaria. “Los más chicos también roban celulares, útiles y plata”, expresó Carlos, padre de un alumno de un colegio privado que cursa los primeros años de escolarización. “Durante el Mundial, cuando volvían del recreo no encontraban los álbumes, o bien algunas de las figuritas más difíciles”, agregó.

Los tiempos cambian: si bien hace unos años los alumnos iban a la escuela con el dinero justo y necesario, además de los útiles –que podían variar en calidad y cantidad según el niño-, en la actualidad prácticamente todos asisten con teléfono celular, y en muchos casos añaden reproductores de MP3 y hasta cámaras de fotos de última generación, elementos que se convierten en objetos de deseo por parte de sus compañeros.

En esa línea opinó la vicedirectora de una institución pilarense: “Los chicos están atosigados por el consumo y ven cosas que no pueden comprar, por eso las roban”. La mujer agregó que para que se consumen los hurtos “hay muchas razones, pero a veces se ven condicionados por un entorno de consumismo, por eso algunos alumnos hacen alarde de lo que llevan a la escuela, lo que hace que otros se tienten. La intensidad o gravedad del robo aumentan a medida que van creciendo”.

A su vez, no desatendió el rol de los padres en esta problemática, al indicar que el hecho de llegar a robar algo de un compañero “depende de lo que le enseñan en la casa: si aparece en su hogar con algo que no es de él, se supone que los padres deberían decirle algo, ¿no?”.

La nota completa, en El Diario del jueves.

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