Niegan responsabilidad por la muerte del joven que jugaba al paintball

Zúccaro admitió ayer que el predio había sido clausurado por el Municipio. Pero aclaró que cuando la policía actuó, se le impidió ingresar al lugar sin tener una orden de allanamiento.

26 de marzo de 2010 - 00:00

La antigua planta química está abandonada desde hace años. El Municipio dice que intentó clausurarla.

 

 

¿Accidente, negligencia, o una combinación de ambos factores? Envuelta en ese interrogante aún sin respuesta, la muerte del hombre de 35 años que falleció el miércoles por la tarde mientras jugaba al paintball con sus amigos todavía reclama justicia y un pronto esclarecimiento.

Fue el intendente Humberto Zúccaro quien ayer durante una rueda de prensa desligó al Municipio de cualquier tipo de responsabilidad que se le pudiera endilgar referida al desgraciado hecho ocurrido en el establecimiento del barrio Fábrica Militar –donde funcionó hasta los 90 una industria de anilinas- que tuvo como víctima a Paulo César Santorelli, un joven domiciliado en la localidad de Florida, Partido de Vicente López.  

“Me he reunido esta mañana temprano con Roberto Airoldi (director de Inspecciones de la Comuna) y está todo dentro de los trámites legales. Ojalá Dios quiera que esto (el predio donde se practica paintball) se cierre definitivamente y que cuando vaya la Policía se le permita entrar con una orden de allanamiento como la que tenia”, expresó el jefe comunal.

En el mismo sentido, Zúccaro aclaró: “El Municipio estaba actuando sobre una clausura del juez de faltas, la policía ha actuado, no se le ha permitido la orden de allanamiento”.

Por su parte, vecinos de la ex fábrica de anilinas convertida en un campo virtual de batallas ratificaron ayer las versiones de que las competencias de paintball que se desarrollaban los fines de semana, incluso por la noche, eran organizadas por una mujer que habita en el mismo barrio Pellegrini.

Además, sostienen que el juego se practicaba muchas veces sin luz, y en la planta alta de la vieja construcción, a pesar de que no contaba con las suficientes medidas de seguridad y que los propietarios del lugar desaconsejaban circular por esos sectores.

En tanto, un vecino del predio entrevistado ayer durante el programa radial Materia Prima, que se emite por FM Plaza (92.1 Mhz), dijo: “Hace más de 5 años que denunciamos por los ruidos hasta cualquier hora de la noche y además eso se estaba desmoronando todo. Jugaban de noche a pesar de que no había luz”. 

 

La tragedia

El pasado miércoles por la tarde, el juego conocido como paintball que se desarrollaba en el viejo edificio de la fábrica de Anilinas Argentinas en el barrio Pellegrini, se cobró una víctima fatal.

Se trata de un hombre de 35 años, oriundo de la localidad de Florida, quien perdió la vida al caer por el hueco de un ascensor desde un cuarto piso -una altura no menor a los diez metros- y terminando en una especie de subsuelo.

Según las fuentes, la víctima había llegado al lugar con un grupo de personas que se trasladaron en unos 15 autos hasta el predio, que fue clausurado en varias oportunidades por el Municipio, pero que al poco tiempo volvía a ser utilizado por los amantes de la “guerra virtual” que se desarrolla con armas cargadas de municiones rellenas de pintura.

El hecho ocurrió cerca de las 14 del miércoles último cuando se realizaba una de las competencias que los vecinos aseguran son moneda corriente durante los fines de semana y días feriados, e inclusive durante la noche.

 

 

Repercusiones 

Una catarata de comentarios en la web

Una catarata de comentarios de los lectores fueron dejados ayer en la página de El Diario, pilaradiario.com, en la nota que da cuenta de la tragedia ocurrida en la fábrica abandonada.

Decenas de personas desataron una polémica no sólo acerca de la habilitación del lugar en el que ocurrió el hecho sino también en torno al propio juego de guerra que le dio marco.

“El paintball es un deporte perfectamente legal. No se trata de jugar a «hacerse los soldaditos» como comenta el lector Carlos si no que se aplican tácticas y estrategias de guerra para lograr un objetivo usando armas neumáticas que no implican ningún riesgo para el jugador ni para los vecinos”, opina un lector identificado como Walter.

“Esto es un deporte extremo y los que lo practicamos sabemos perfetcamente los peligros que se corren”, señala otro.

“Chicos, desde mi punto de vista, no está en discusión si es deporte, si es riesgoso, si se visten como militares o si usan zunga. Lo grave es que el lugar está clausurado y el Municipio es absolutamente incapaz de mantener la clausura”, opina otra lectora con el alias de “Realista”.

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