Una pareja que por problemas familiares decidió abandonar la casa que habitaban se encuentra deambulando en los alrededores del predio de la estación ferroviaria de Villa Rosa en donde pasan los días. Por las noches solicitan permiso para quedarse en la sala de espera de la mencionada parada ferroviaria. A través de El Diario solicitaron ayuda a la comunidad para conseguir un lugar donde vivir y algún trabajo para cualquiera de los dos.
Oscar Armando Salinas, de 49 años de edad, y María Isabel Enriquez, de 35, son pareja y oriundos de la localidad de Villa de Mayo. Desde el martes 23 de enero, están "parando" bajos los árboles que rodean la estación ferroviaria de Villa Rosa, con unas pocas ropas en varios bolsitos y un equipo de mate.
Es todo lo que tienen y pasan sus días juntos pensando qué van a hacer, qué les deparará el destino. Por las noches, el jefe de la estación y los gendarmes que custodian el predio ferroviario, sensibilizándose ante su situación, le dan permiso para pasar la noche en la sala de espera, hasta que en la mañana muy temprano vuelven a la calle. Solo cuentan con la protección de los árboles que están al costado del andén.
Oscar y María se animaron a dialogar con El Diario para contar su historia: "Estábamos viviendo en la casa familiar –señala Oscar- allí también está mi hermano mayor con su familia, pero la convivencia en los últimos tiempos se volvió insoportable, peleas, discusiones hasta que nos echó de ese lugar y para no complicar más la situación decimos alejarnos. Aquí estamos desde hace varios días, pero sólo pedimos a través de ustedes, que si alguien nos puede ayudar con lo que sea".
A su vez el hombre agregó: "Los dos podemos trabajar, pero también necesitamos un lugar donde vivir tal vez un alquiler que podamos pagar o como caseros, se lo vamos a agradecer muchísimo".
Según manifestó, el puede desempeñarse como albañil, panadero o jardinero. Y en cuanto a María, puede hacerlo como empleada doméstica o ayudante en algún comercio. Y allí se quedó la pareja, que a pesar de que la vida le está jugando una mala pasada, no pierden la esperanza, la voluntad y sobre todo la fe, de volver a reencausarla.