Pionero. El local de Carlitos, uno de los primeros en mudarse a la calle Ituzaingó.
La ocupación plena de los locales del microcentro pilarense, invita a los inversores y a los emprendedores a buscar nuevas zonas alternativas a la hora de construir o instalar un comercio. Un ejemplo de esa búsqueda y de ese intento que amplía paulatinamente el área comercial de la ciudad es el que se verifica en la cuadra de Ituzaingó entre Pedro Lagrave y Tucumán.
En esos 100 metros, en los últimos meses se instalaron al menos 5 negocios y se construyeron otros 4 locales que se encuentran en alquiler o en proceso de apertura. Para citar sólo algunos casos, en esa cuadra desembarcaron el restaurante Lo de Carlitos, una peluquería, una casa de computación, los negocios de indumentaria femenina Angeline y Loca Manía; mientras que otros tantos se habitarán en el corto plazo debido a que: o esperan por algún inquilino, o están siendo remodelados para una próxima inauguración.
De esa forma, la zona comercial se estira a lo largo de una cuadra de Ituzaingó al 400 que supo ser casi predominantemente residencial, pero donde las casas le van cediendo terreno a los emprendimientos comerciales y a los estudios profesionales.
Esa misma tendencia se registra también en otras áreas del centro pilarense donde cada vez más viviendas antiguas se venden a grupos inversionistas para emplazar en el lugar otro tipo de desarrollos. Mientras tanto, los precios acompañan el crecimiento de la demanda.
Viejas casas, algunas de vecinos históricos de la localidad, lucen hoy un flamante letrero de “En venta”. La calle 11 de Septiembre, desde su inicio hasta el cruce con Fermín Gamboa, es donde puede contabilizarse la mayor cantidad de carteles, seguida muy de cerca por San Martín, Belgrano, Ituzaingó y la Avenida Tratado del Pilar. En menor medida, Pedro Lagrave, Lorenzo López e Hipólito Yrigoyen acompañan el fenómeno.
Pero esa realidad va también de la mano de una actividad comercial en ascenso. Según los principales martilleros de la ciudad, en la actualidad no sólo se reactivó la construcción de unidades comerciales que se había frenado en el 2009 sino que también apareció la demanda destinada a cubrir esa creciente oferta de locales.
Diametralmente opuesta era la situación hace un año atrás, cuando la menor actividad comercial provocada por la crisis financiera internacional que estalló a fines del 2008 había implicado durante el primer cuatrimestre del 2009 una contracción en la demanda de alquileres de locales.