Por Víctor Koprivsek
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Frío. Mi viejita me arrima un tecito de yuyos mientras escribo esta columna.
Ella tiene una caja llena de bolsitas con cartelitos que dicen: ambay, tilo, poleo, manzanilla, té verde, laurel, cáscara sagrada, eucalipto, boldo, yerba del pájaro, barba de choclo, algunas no usa mucho, otras salen a la cancha en invierno.
En su cocina también hay miel, para endulzar.
Yo le agradezco el arrime y me tomo mi tiempo en abrazar la taza caliente. Con las dos manos la envuelvo y de a sorbos voy tomando el té que me hizo mi madre.
No hay mucho más que hacer cuando pasa eso.
No sé de cosas extraordinarias, grandilocuentes, solo sé que afuera hace frío y hay amigas y amigos que ya no tienen a su madre por acá, solo en su corazón.
Por eso me quedo como quien se detiene a mirar un atardecer cada vez que la veo a ella llegando con su tecito hasta mí.
En la pared hay un reloj colgado que golpea sus agujas en un tic tac que llaman tiempo.
Entonces, vuelvo a sumergirme de nuevo, a escribir, a bucear en el silencio de esta zona de promesas que descansan en la eternidad del presente. Me acuerdo de Cerati, me viene a la cabeza su canción. Siento la melodía en esta mañana de viernes. Entiendo lo que dice.
Hay fotos que no mueren.
Afuera hace frío y en la estación de Derqui los trenes llegan y hay tanta gente tiritando.
Yo me quedo creyendo que no tardó mucho en llegar la recompensa: un té caliente, de yuyos varios, que me arrimó mi madre. Encendiendo semejante estufa entre mis manos. Espantando el frío para el otro lado del vidrio, así como si nada.
Creo que lo hizo para que las palabras sigan llegando con su milagro, para que siga armando oraciones, para que vaya dibujando otras madres y que estas arrimen calor del lado de adentro del pecho.
Que enciendan hogueras en las mañanas de frío, en la memoria sin agujas. Solo pasos acercándose con sus tazas calientes que nunca más se alejan de nosotros.
Es tan chiquito el alero que te protege de la lluvia. Le dicen reparo.
Y pensar que iba a escribir sobre la Cumbre de las Américas.
Bueno, al menos voy a aprovechar para saludar a los colegas por el Día del Periodista que pasó, especialmente a los amigos locales.