OCTUBREANDO

Sueños quebrados

por Horacio Pettinicchi [email protected]

Por Redacción Pilar a Diario 20 de marzo de 2018 - 00:00

“Ahora Miguel Ángel cruza la noche del país. Va en un caballito de fuego. Se le caen palabras que tiemblan como el sur. Tira balazos de esperanza ¿Es verdad que te hicieron pedazos en la tortura militar? ¿Te caíste a pedacitos? ¿Y qué crece de cada pedacito tuyo? ¿Acaso otro ángel Miguel? ¿Los demás? ¿Un vagabundo? ¿Una triste? ¿Un viejo sentimiento inmortal? ¿Santa Teresa la obrera que montaba un caballo de fuego para vivir cada vez? ¿Cómo el olor de tu alma? Pedazos de la amadora escaparon a las uñas del tiempo.
Pregunto estas cosas para saber cómo me va envuelto estás en pólvora y horrores. Tus poemas cruzan la noche del país, tu ternura trabaja, obrera, delicada. Andás por plazas y por calles con la memoria en la mano. Llega la luz del alba torpemente aquí ninguno da perdón. Te deshacés Miguel, juntando cielo pero me acuerdo de cuando vas a volver pegado a tu destino como una roca, limpiándole la muerte a cada noche, montado en un caballito de fuego” (“Ahora”, de Juan Gelman).
Junto a Gelman, Paco Urondo, Pizarnik, Lamborghini, el Pelado Santoro y otros, Bustos con su poesía profética y alucinante fue un nombre fundamental en la poesía argentina de los años sesenta.
Miguel Ángel Bustos, al igual que 30.000 luchadores, pagaron con su vida el derecho de pensar y soñar con una patria más justa. Qué mejor pues que recordarlo a través de esta poesía de Juan Gelman que, como homenaje, cierra el libro “Visión de los hijos del mal”, obra completa de Bustos editada recientemente.
Memoria, la necesaria y justa memoria, y también mensaje de resistencia para los que mantienen la zarza de la utopía encendida. 
“Sueño quebrado levántate y anda. Marcha de mi frente abre mi tierra. Levanta ruda muralla de niños al dólar de fuego y zarpa de balas. Vuelve joven enamorado del agua al mordido corazón rebelde. Abraza y besa prieto hasta la llama pedernal de lágrimas. Mi corazón clavado a pico de sangre en las vigilias desnudas de mi cuerpo”. (“Sueño quebrado”. Miguel Ángel Bustos de “Corazón de piel afuera” (1959). 

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