Soy mano

El gran bonete

Por Graciela Labale

Por Redacción Pilar a Diario 19 de agosto de 2017 - 00:00
"A mi país se le han perdido muchos habitantes y dice que algún cuerpo de ejército los tiene ¿Yo señor?, Sí señor, No señor. ¿Pues entonces quién los tiene?, la policía ¿Yo señor?,
sí señor, no señor. ¿Pues entonces quién los tiene? La cámara del terror, ¿Yo señor?, sí señor, no señor. ¿Pues entonces quién los tiene? Los organismos parapoliciales, ¿Yo señor?, 
sí señor, no señor ¿Entonces quién los tiene?, ¿Entonces quién los tiene, ¿Entonces quién los tiene?”
El poema que encabeza la columna de hoy es del gran Roberto Santoro. Lo escribió en 1976, luego del golpe de Estado, pocos meses antes de que se convirtiera, él también, en un desaparecido más. Se lo llevaron de su lugar de trabajo, como a tantos. Era subjefe de preceptores de una Escuela Técnica del barrio de Once. Su desaparición sigue impune.
Lamentablemente, la desaparición de personas irrumpió en la historia de nuestro país para quedarse por siempre, ya no en tiempos de Terrorismo de Estado, sino en democracia. Basta recordar el caso de Jorge Julio López, secuestrado y desaparecido por segunda vez, en 2006 tras declarar en el juicio contra su desaparecedor Miguel Etchecolaz. Su desaparición sigue impune. O el caso de Luciano Arruga desaparecido desde 2009 a manos de la Bonaerense, al negarse a robar para ellos y se mantuvo en esa condición por 5 años y 8 meses, momento en que su cuerpo fue encontrado enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita. Por el caso hay un solo policía detenido por torturas. La violencia sigue impune. El aparato represivo del Estado en buena medida continúa vivo, tanto que son varios los hechos que engrosan la lista desde 1983, recuperada la democracia, en adelante, incluido el gatillo fácil y la desaparición de tantas muchachas por la trata de personas, por poner algunos ejemplos. Gente con nombre y apellido, con familia que reclama, a la que la sigue tragando la tierra. Y el Estado… bien gracias.
Ahora un nuevo caso nos golpea el alma, y nos retrotrae a lo peor de lo peor. A un joven de 27 años que había ido a visitar a un amigo a la Comunidad Mapuche Pu Lof de la provincia de Chubut, la que resiste permanentemente la entrega de sus tierras a manos extranjeras, tras una violenta represión, el 1º de agosto, se lo llevó la Gendarmería, hay testigos, pero claro son parte de los sin voz. Un una herida que no cierra, ausencias que se hacen presencias siempre, eso son las y los desaparecidos. Tristeza infinita y un canto que ya es una letanía: "APARICIÓN CON VIDA Y CASTIGO A LOS CULPABLES”…
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