Hay días en los que se hace difícil escribir, demasiados sentimientos encontrados, demasiada información bastante complicada de digerir, demasiadas palabras sentenciosas de uno y otro lado de la "grieta”. Demasiadas "opiniones calificadas”, demasiado "voto calificado”, cansancio de tanta manipulación, de tanta herida inútil y de tanto revolucionario de Facebook. Ofensas a granel. Mucho desclasado suelto, mucha tristeza en medio de cierta algarabía prefabricada y una alegría inmensa con la recuperación de la Nieta 125, mientras seguimos preguntando qué fue de Santiago Maldonado durante 80 días.
Por eso hoy, a modo de bálsamo, va un ejercicio de "autorretrato” que trabajáramos en el querido taller de escritura de IntegrArte, luego de leer y desgranar un enorme "Autorretrato” de Pablo Neruda. Son sólo algunas referencias de una mujer madura. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
"Afecta a los bares y las sábanas compartidas. Amante del mate, la pizza fría, el vino, los amigos y los buenos vecinos. Atropellada de palabras y canciones. Torpe para el salto en alto y el enhebrado. Demorada en los juegos de mesa y en el azar. Clandestina de ideas. Subversiva hasta en los silencios e inclasificable para quienes pretendan clasificarla: un poco anárquica, un poco peronista, un poco zurdita, resiste a cualquier encasillamiento.
Un manojo de sueños y utopías es su mayor tesoro.
De ojos mansos y mirada evaporada. De redondeces y abundancias peninsulares. Acalorada e insurgente. Freudiana por convicción y Almodovariana por añadidura, anda por la vida sin pedir permiso, entre poemas y abrazos, sorteando obstáculos y haciéndole zancadillas a la muerte.
Es arremangada a la hora de hacer, detesta las investiduras y las comisiones.
Mujer de un gran amor para toda la vida y algún que otro amorío picante para alguna que otra madrugada insomne.
Y el amor incondicional por su cría en un presente continuo.”
