por Alejandro Lafourcade
Su nombre está asociado al tango, pero desde una visión personal que también define su postura ante la vida. Mañana, los pilarenses podrán disfrutar de la música de Rodolfo Mederos, exponente de una raza de la que ya quedan pocos ejemplares.
La cita será mañana en El Cirko, escuela de música y arte ubicada en la calle Caamaño (a la altura del kilómetro 46 de Panamericana, La Lonja) que suele sorprender con shows íntimos de artistas reconocidos a nivel internacional.
Además, como telonero tocará el Terceto Murillo, trío integrado por profesores de la escuela de música; mientras que El Negro Falótico acompañará a Mederos cantando en homenaje a Aníbal Troilo, a 100 años de su nacimiento.
“Toda mi vida me relacioné con músicos jóvenes, siempre mi actitud fue a favor de las nuevas generaciones”, expresó Mederos a El Diario, ante el hecho de tocar en una escuela de música. “Agradecido como soy, no puedo no devolver lo mucho que aprendí de tanta gente. Si no, es una acumulación de sabiduría que no sirve para nada”.
No obstante, aclaró que “es totalmente distinto a cuando yo era joven: cuando yo me iniciaba no había escuelas ni academias, el tango estaba vivo y existía en las calles. Hoy hay que ir a buscarlo a los libros, los maestros, las escuelas, las instituciones... La realidad es absolutamente otra.
El tango existía como algo cotidiano que representaba a todas las clases sociales. Hoy no es así: el tango representa a una mínima porción de una clase social, los gustos musicales se han fragmentado, la industria ha logrado encasillar los gustos y ponerlos en frascos, y el tango pasa a ser uno de esos frasquitos”.
El crítico
Junto con el valor de la entrada se podrá sumar un alimento no perecedero para colaborar con la labor del Hogar San Cayetano, algo habitual en los eventos de El Cirko. En este sentido, en 2010 Mederos ya se ha presentado en Pilar con un trasfondo solidario.
El costado altruista de Mederos está acompañado también por un crudo análisis de la humanidad. Según el músico, “todo está ‘macdonalizado’, desde el fútbol hasta el tango. El ser humano piensa y consume como en un McDonald´s, no tiene claros sus gustos, cree que eso que está consumiendo, sea hamburguesa o música, son objetos genuinos cuando son productos manipulados por el mercado que no tienen que ver con los gustos originales de una cultura”.
Y cita al sociólogo Zygmunt Bauman cuando se refiere “a la sociedad líquida: estamos viviendo épocas de licuación de las costumbres, las memorias, aquello que hacía representativo a un ser humano en algún lugar del planeta. Hoy el mundo es un gran shopping, aunque algunos pretenden escapar de eso, en pequeños reductos”.
Sobre la vida inmersa en las nuevas tecnologías, Rodolfo Mederos opina que las personas “pasamos a ser pantallas, los amigos se hacen por Facebook. Yo en los ’70 era un gran admirador de la ciencia ficción, pero hoy pienso que Ray Bradbury se quedó corto… Pero es verdad, ocurre”.
Por eso, ni le hablen de MP3 o YouTube: “La música para mí existe de otra manera. Me horroriza esa manera de escuchar música. Quizás piensen que soy un cabrón en contra de todo, y me parece que sí. Vengo de un mundo tan distinto…”.
Mientras prepara el fuelle para llegar nuevamente a Pilar, expresa: “A esta altura podría ponerme pantuflas y jubilarme, pero para mí el júbilo es estar vivo, prefiero cargar mi bandoneón, seguir escribiendo, conectarme con los jóvenes. Esa es mi medicación, seguir haciendo esto hasta que me muera”.
El dato
Las entradas al evento son limitadas y pueden obtenerse llamando al 02304668135, o bien escribiendo al correo electrónico [email protected].
“A esta altura podría ponerme pantuflas y jubilarme, pero prefiero seguir cargando mi bandoneón”.
RODOLFO MEDEROS.