Historias y dibujos que viajan de la mano

Fernanda Karageorgiu acaba de publicar “Un rugido en la selva”. Lo ilustró su hermana, Alejandra. Un dúo productivo.

10 de julio de 2014 - 00:00

Un nuevo libro escrito en Pilar está llegando a las librerías: se trata de “Un rugido en la selva”, sexto título de Fernanda Karageorgiu, ilustrado además por su hermana Alejandra.

Fernanda Karageorgiu es profesora de Lengua y Literatura, y hace años se ha abocado al público infantil desde diferentes ángulos. En este sentido, la escritora forma parte de la colección Animales en Peligro, de Editorial Albatros, pensada para conocer a ciertas especies argentinas y, al mismo tiempo, tomar conciencia de su peligro de extinción.

Allí llegó en primer lugar “Noche de peña”, para luego publicar “Un rugido en la selva”, en el que el más viejo de los yaguaretés yace herido en un rincón de la selva y los demás animales no se animan a acercarse porque temen que todo sea una mentira. Sin embargo, una sabia tortuga conseguirá lo que parecía imposible.

Todo, acompañado por las ilustraciones de Alejandra, abundando los colores cálidos que dan un ambiente propio de la selva en la que se desarrolla la historia.

Sus editores lo definieron como “un libro que genera responsabilidad sobre la conservación de la naturaleza, mientras nos invita a disfrutar la magia de la selva misionera y de las yungas de Salta y Jujuy”.

Desde que comenzó su carrera literaria, Fernanda Karageorgiu siempre estuvo acompañada desde la ilustración por Alejandra, su hermana, formando una dupla que a esta altura ya trabaja casi de memoria.

“No hay nada más lindo que hacer un libro con alguien que vos querés mucho –aseguró Fernanda-. Ella me muestra cómo van los bocetos, me pregunta qué me parece, le doy mi opinión… Está bueno porque nos complementamos”.

La relación entre el escritor y el ilustrador no siempre es tan cercana, mucho menos de parentesco, por lo que en el caso de las pilarenses se da una situación atípica. “A veces hay poca relación, lo que puede generar que el ilustrador no esté del todo conforme con las correcciones, o bien el escritor imaginaba otra cosa”, dice Fernanda.

Sin embargo, eso no pasa con las Karageorgiu: “Me ha pasado muchas veces que imaginé una escena y luego verla reflejada en la ilustración, o mejor de lo que yo pude haberla pensado”.

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