“Vamos a limpiar este país, lo vamos a barrer, lo vamos a lampacear, lo vamos a dejar brillante, oloroso a ropa planchada”.
Sólo mujeres, sólo un Estado gobernado por mujeres puede imaginar una consigna tan justa y abarcativa, tan amplia y necesaria y a su vez tan poética. Sólo Gioconda Belli pudo parir el imaginado país de Faguas, donde Viviana Sansón, asume el poder en nombre del PIE (Partido de la Izquierda Erótica) cuestionando los valores y la estructura de una sociedad dirigida por los hombres. El “País de las mujeres”, tal es el nombre de esta novela donde a través de una sátira, divertida y original, llega a la problemática de género en su país. Un diálogo franco donde lo privado, sus experiencias íntimas, se hace público y como tal político, permitiendo leer una clara y fuerte crítica a la desigualdad y la desvalorización de las mujeres dentro del Frente Sandinista, donde Belli participó en forma activa y militante.
Proveniente de una familia de la alta sociedad, pertenecientes al Opus Dei, de la que se separó, al igual que de su primer marido, luego del escándalo que provocara la publicación de su primera poesía erótica cuando no tenía más de veinte años.
La decisión de trazar su propio camino la lleva a unirse al FSLN viviendo así momentos apasionantes de la historia de Nicaragua. Con el triunfo de la revolución y el derrocamiento del somocismo regresa a su patria para ocupar importantes cargos en el gobierno sandinista.
Pasada la urgencia revolucionaria, apurado el amargo trago de la derrota electoral de 1990, vuelve a las letras. Con el mismo apasionamiento y erotismo de sus poesías escribe su primera novela “Las Mujer Habitada”, basada en su experiencia en la guerrilla, para luego escribir su memoria biográfica “El país bajo mi piel”.
Dolor y contradicción en sus novelas, en su país, donde la Justicia aun no es posible para todos, a igual que en toda nuestra América cobriza, dolor y contradicción donde la literatura sigue siendo un lugar desde donde seguir peleando Como dice la propia Belli: “Mientras existan necesidades en Nicaragua, mientras yo tenga un hálito de vida en mi cuerpo, voy a seguir tratando de poner mi contribución en esta lucha. Ahora mi contribución es a nivel de las ideas, de las palabras, de la poesía, de la prosa. Mi compromiso y mi vínculo no han sido con un partido o con unas siglas, sino con un proyecto, y el proyecto se llama Nicaragua”.