Alberto Logulo, camino al cielo en aquellas Mil Millas de 1960

Se cumplen 50 años del accidente que le costó la vida al piloto marplatense. El hecho ocurrió en Fátima, durante la noche. La víctima era un velocista nato con ocho victorias en la categoría.

4 de septiembre de 2010 - 00:00

 

Fotos. Mi Pilar de los 60.  

Estado en el que quedó el auto de Alberto Logulo después del accidente. 

 

El primer monolito, con el volante del auto.

 

 

por Néstor José Carey

 

Se disputaban la Mil Millas, edición 1960, legendaria prueba del Turismo Carretera, cuya primera disputa en 1937 la había ganado Eduardo Pedrazzini con Ford. La prueba se largaba desde el ACA, filial Avellaneda, en la madrugada de aquel 4 de septiembre.

Quien suscribe se había apostado en el cruce de la ruta 8 y camino a Escobar con la pasión propia de aquel a quien desbordan los sentimientos por encima de la racionalidad que generaban las carreras del TC de entonces.

Lo cierto es que pasaron por Pilar, aún de noche, los punteros; entre ellos Alberto Logulo, quien venía de ganar dos carreras en 1959 (Mar y Sierras y San Nicolás), lo que demuestra que era un piloto de punta y de conducción agresiva, es decir, un neto disparador.

Su auto era preparado en rectificadora “El Inca”, de Mar del Plata. Había ganado su primera carrera en la Vuelta del Chaco (Provincia Presidente Perón), en 1952 con un recorrido de 865 kilómetros a 109,176 kilómetros por hora de promedio.

Y como decíamos antes, al llegar los competidores a Empalme (hoy Fátima), quienes lo preceden en el camino parece –digo, porque no hay certeza de ello- que toman equivocadamente el camino de tierra que lleva a Torres (localidad del Partido de Luján). Al retomar en ruta 8 la tierra suspendida con el agravante que aún no había amanecido, le imposibilita a Alberto Logulo (acompañado por El Negro Linares luego copiloto de Carlos Menditeguy y receptor del mandato de este del célebre “¡quémelo Linares, quémelo!”, aludiendo al auto ingrato cuando en el Gran Premio de 1963 que vienen ganando se les planta en Todd, a 17 kilómetros de la llegada del Gran Premio), distinguir la traza de la competencia sobre la ruta 8.

Es así que en la curva del boliche de Lavallén y la carnicería de Dentoni choca contra una empalizada sobre elevada, construida con durmientes de quebracho utilizado por los tamberos para cargar por la culata al camión los tarros cargados de leche producto de los diversos tambos de la zona. Logulo muere en el acto y su acompañante Linares sufre una larga convalecencia.

En ese lugar Saulino, dueño de una estación de servicio de Solís, en combinación con el programa radial “Coche a la Vista” del polémico pero nada egoísta con el novel, Luis Elías Sojit, levantan un monolito portando el volante del coche que empuñara por última vez Alberto Logulo.

Finalmente, la carrera la gana Juan Gálvez con Ford, recorriendo los 1.609 kilómetros a un promedio de 169,151 kilómetros por hora.

Segundo clasifica Ángel Rosel Meunier (Chevrolet), primo del legendario Marcos Ciani, y tercero Dante y Torcuato Emiliozzi (Ford), verdaderos artesanos de la mecánica.

Diremos que las Mil Millas de 1940 se había llevado a Julio Pérez (tío de Froilán González), quien se estrelló contra una alcantarilla en De La Garma, Partido de Tres Arroyos.

Parafraseando al gran poeta argentino José Pedroni, nativo de Esperanza (Santa Fe), diremos que Alberto Logulo eligió a mi pueblo, Pilar, para venir a morir, campaneando ahora desde las estrellas, el récord de vuelta de cada serie del TC, porque él era un velocista nato y eso de la velocidad le atañe y mucho.

 

Trayectoria  

La trayectoria de Logulo reconoce ocho carreras ganadas y dos etapas de Gran Premio, todas con Ford y son ellas: 1952 vuelta de Chaco, Tandil 1953-58 y 59, Comodoro Rivadavia 1954, La Pampa 1954, Mar y Sierras 1959, San Nicolás 1959, Gran Premio 1957 (ganado por Ciani con Chevrolet), 7ª etapa General Pico-Mar del Plata y 8ª Mar del Plata-Buenos Aires.

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