Seis años de vida para el Pilar Tango Club

La entidad sigue adelante con las tertulias semanales en la sede del Club Atlético, propicias para cultivar la pasión por la música ciudadana.

3 de agosto de 2010 - 00:00

 

Con el Pilar Tango Club volvieron las orquestas en vivo.

 

Desde hace 6 años, los integrantes del Pilar Tango Club comparten una profunda pasión por la música ciudadana a través de las ya clásicas tertulias semanales, la organización de milongas con orquestas en vivo y clases de baile. De esta manera, el espacio creado el 21 de julio de 2004 rescató del olvido a este género y lo reinsertó en la escena cultural local.  

“La verdad es que cuando comenzamos con todo esto no imaginábamos nada concreto, sólo nos interesaba la idea de compartir este amor por el tango, de juntarnos a escuchar y disfrutar todo lo relacionado con esta música. Sí veíamos que en la ciudad este género no tenía el apoyo y la difusión que se merecía, pero las propuestas que llevamos adelante se fueron dando con el correr del tiempo”, apuntó Rael Da Rosa (74), uno de los impulsores de esta movida, que desde el vamos contó con el respaldo de jóvenes artistas locales.

Claro que en esencia, el Pilar Tango Club es mucho más que un grupo de gente unida por un tipo de música, ya que todo gira en torno a la amistad y la camaradería. “Se armó un grupo muy lindo, en cada encuentro se genera un clima sumamente especial. También es bueno ver que con el tiempo otros comenzaron a desarrollar actividades alrededor del tango, algo que nos pone muy contentos, ya que uno de nuestros objetivos iniciales era que este género musical vuelva a tener su espacio en la ciudad de Pilar”, añadió.

 

Los frutos

Desde el inicio, las tertulias semanales representan la columna vertebral del Pilar Tango Club. Los encuentros –que se desarrollan los jueves, desde las 20, en la sede del Club Atlético Pilar (Ituzaingó 759)– son abiertos a todos aquellos que deseen disfrutar de un ameno momento en el que no faltan la charla, la música, el canto y la poesía. “El público se renueva permanentemente, si bien es cierto que hay una base de gente que se mantiene firme desde los inicios. Lo bueno es que desde hace años tenemos la suerte de poder reunirnos en el Atlético, algo que sirve de referencia para los que no nos conocen”, dijo.

A la hora de enumerar los logros que tuvo la entidad en estos 6 años de vida, es imposible pasar por alto la visita a la ciudad del poeta y autor Horacio Ferrer (en abril de 2005), quien estuvo presente en la inauguración de la Biblioteca del Pilar Tango Club -dedicada casi exclusivamente al género- que funciona en la Biblioteca Popular “Bartolomé Mitre”.

También hay que destacar la edición de una producción discográfica que reúne a artistas locales. “Se trata de un CD testimonial que nos costó trabajo hacer, pero nos dio muchas satisfacciones, ya que incluso llegó a algunas ciudades de Estados Unidos, de donde hemos recibido muy buenos comentarios”, señaló.

La entidad también supo promover el género a través de milongas, que en ocasiones contaron con la presencia de una orquesta en vivo. “Fue muy lindo lograr que la gente disfrute de los artistas en escena y reviva ese clima milonguero que se daba antiguamente en la ciudad”, expresó Da Rosa, quien actualmente es uno de los conductores de programa “Pilar del tango”, que se emite los lunes y martes, de 20 a 22, por FM 100.3 (Mhz.).

 

 

Para aprender a bailar  

Desde hace 5 años, el Pilar Tango Club mantiene las clases de tango para todas las edades. Actualmente se dictan los miércoles, de 20 a 22, en la sede del Club Atlético Pilar y están a cargo de los profesores Roberto Contreras y María Lemos.

Recientemente la entidad incorporó clases de danzas folclóricas argentinas, que se realizan los lunes y jueves, de 20 a 22, y son dictadas por la profesora Stella Maris Secondo.

 

 

OCTUBREANDO

Mi amigo 

por  Horacio Pettinicchi  

[email protected].  

Mi amigo lloraba, mi amigo lloraba y reía, mi amigo que escribe poesías en las hojas muertas de un árbol y haikus en las alas de las mariposas, mi amigo, que juntaba las palabras caídas para renovarlas y echarlas a volar no entendía tanta injuria, tanta incomprensión de aquellos que hablan de indulgencia y perdón.

Mi amigo temblaba ante las palabras de los hombres de negro y soñaba de noche con Edictos de Fe y piras donde era quemado por “pecados nefandos”, a igual que las brujas, blasfemos o judíos.

Él, que creaba palabras, no entendía el lenguaje de esos que le negaban su derecho a amar.

Mi amigo que sembraba amor en los vientos y arpegiaba ternura en las teclas de su piano, lloraba.

No entendía el por qué si en los antiguos pueblos de esta tierra bendita antes que llegaran los hombres de negro se los quería y respetaba, seres de dos almas les decían, personas de una espiritualidad especial los consideraban, Berdaches los llamaban, hermosa palabra, de hecho contraria a tanto término agraviante con que ahora son tratados.

Mi amigo, de quien aprendí a beber rocío en las hojas de las plantas, armar arco iris con nuestros suspiros y escribir canciones de protestas a puro besos, hoy, exactamente hoy, sabe que hay un Dios, que, a igual que a él, le fue permitido amar.

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