Es interesante lo que ocurre alrededor del Facebook, la tan usada red social donde, entre otras cosas, podemos obtener una comunicación fluida con propios y extraños.
Desde su aparición, son muchas las voces que han cuestionado a esta herramienta virtual, remarcando, principalmente, su lado negativo. Sostienen que es un espacio para aquellos que no tienen nada que hacer y que sólo sirve para exhibir la vida privada, completar test estúpidos o reencontrarse con los ex compañeros del jardín de infantes. Puede haber algo de razón en el básico argumento de esos eternos temerosos de la modernidad, pero, eso depende de quién use la PC. A mi entender, esta aplicación tiene un potencial enorme.
Por ejemplo, con el face, los que protagonizamos alguna actividad artística nos vemos beneficiados a la hora de poder difundirla. No sólo logramos acercarnos con asombrosa efectividad a nuestros posibles receptores, sino que, también, podemos conocer sus pareceres. Esa es una a favor.
Lejos de una actitud chusma, también podemos conocer el perfil y las acciones de aquellas personas que nos parecen interesantes, ya sea por su pensamiento o comportamiento en la sociedad. Además, puede pasar que, en esa navegación, nos topemos con prepotentes argumentos que creíamos extintos. Discursos que, hoy más que nunca, ponen a las claras dos tipos de país.
Primer caso. Hace unos días tuve un “cruce de opinión” con un desconocido virtual que atacaba a los homosexuales. Con mucha ira, se manifestaba en contra de la unión de personas del mismo sexo, alegando que eso no era lo que Dios quería, que estaba alejado de su crianza. “Primero legalizamos las drogas, luego dejamos que los maricas (sic) se casen, ¿qué es lo que viene?”. Debo destacar que su comentario surge a partir de una nota aparecida en El Diario, el 8 de mayo, donde se trataba este tema. Como en aquel artículo yo mismo di una opinión, positiva, claro, al respecto, no dudé en reaccionar ante semejante postura. Entre otras cosas, necesitaba explicarle que esa misma iglesia que tanto defendía es la misma que avaló a las dictaduras de Latinoamérica (junto a varios políticos, empresarios y civiles) o la que sigue ocultando a los curas pedófilos del mundo, (curas dije yo, capellanes dijo él). Quería dejar en claro que la bandera que defendía con tanto énfasis, estaba, por decirlo de alguna manera, un tanto manchada. Cuando la cosa se estaba poniendo fulera, desistí, sin poder quitarme de la cabeza que las dos maneras de mirar la vida aún persisten.
Segundo caso. En el Facebook soy “amigo” (término que utilizamos con todos aquellos que aceptamos en nuestra… virtualidad) de la Biblioteca Palabras del Alma, un verdadero faro de nuestra sociedad que, desde hace dos años realiza una tarea descomunal. Este hermoso ejemplo de cómo tenemos que comportarnos como seres sociales, realiza, entre otras, las siguientes actividades: servicio de biblioteca, apoyo escolar, alfabetización de adultos, visitas al hospital, talleres, espectáculos teatrales, musicales y artísticos en general y apoyo escolar en el Hogar de Niños Del Milagro. Un trabajo que es reforzado por la siguiente cita: “Algunas personas miran la realidad tal cuál es y se preguntan: ¿por qué? Otras miran la realidad tal como podría ser y se preguntan: ¿por qué no?”
Dos realidades, tanto en el Facebook como en la calle. Quién sabe hasta cuándo tendremos que seguir conviviendo. Por mi parte, tanto en la soledad del monitor como en el comportamiento que tengo ante mis pares, desde hace tiempo sé de qué lado estoy.
Por eso, ¡feliz cumpleaños Biblioteca Palabras del Alma!