-Sos el director responsable de La Catalina. Eso de responsable ¿es así? (risas).
- Está por verse. Es el nombre formal del rol institucional que desempeño. Sí, soy el director artístico de esta compañía, también la integro en el coro y soy quien escribe los textos junto a mi hermano Tabaré Cardozo.
-Más allá del chiste igual es importante definir roles para asegurar el éxito de un proyecto, ¿no?
- Sí. Los elencos de murgas tradicionales generalmente tienen la figura del dueño que siempre ha estado, y en los años setentas y ochentas comenzaron a aparecer las murgas cooperativas, emparentadas con las corrientes del teatro popular y de los grupos de teatro comunitarios que al final de la dictadura empezaron a juntarse. El carnaval fue una de las pocas cosas que no pudieron prohibir debido a su potencia y gran representatividad y así se empezaron a sumar esas modalidades de armado. Agarrate Catalina es un elenco colectivo y cooperativo y es importante que estén claros los roles y obligaciones. Empezamos siendo un grupo de amigos y amigas y lo seguimos siendo. Es un poco difícil a veces ser el “jefe” de tu amigo o de tu hermano, o de tu cuñada, en esta cosa de circos criollos familiares que tienen estos elencos. No quiere decir que se deje de colectivizar la creación y las decisiones. Pero en momentos de tensión artística no pueden ser siete personas con el timón, porque hay momentos en que las decisiones se toman en un segundo.
-¿Desde cuándo viene la murga de Montevideo, la murga uruguaya, desde dónde se arrastra este asunto?
- Como casi todo el panorama de nuestras expresiones culturales que hoy definimos como sellos identitarios, por la conformación de nuestros pueblos, son expresiones que han tenido un mestizaje grande.
-Por suerte…
-Sí, por suerte, y ahí está la riqueza de nuestro continente, en la diversidad y la mescolanza. En Uruguay la murga se apoya en dos vertientes: en la música africana que llegó a nuestras costas y puertos con la esclavitud y su posterior liberación y asentamiento en nuestros pueblos, y después la parte andaluza, gaditana. En Montevideo hay registros de carnavales desde hace un montón de tiempo. Sobre finales del 1800 estaban los coros esquineros, las troupes que cantaban fotografías de la realidad, con humor. Pero fue fundamental la llegada de una compañía gaditana de zarzuela. Cuenta la leyenda que se quedaron sin plata para el pasaje y salieron a cantar por las calles, coplas de su carnaval, el de Cádiz, muy antiguo y potente. Y esta gente que conformaba la escena local del momento, en seguida adoptó.
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-La pescó, no había internet y de inmediato pararon la oreja.
- Claro, estos gallegos traían estas coplas que tanto sonaban a lo nuestro, que tan parecidas eran. Y esto se mescla con el candombe, con la mirada más acá del tango, con esta cosa de caricatura. La cuestión es que en 1906 aparece oficialmente registrado el nombre de murga. Se llama “Murga La Gaditana que se va” en homenaje a esos gallegos que se iban y habían dejado ese legado. Es decir que hace casi 120 años que tenemos murga en un país que tiene 200 años de historia. Es imponente pensar que en más de la mitad de la vida del país hay un ejercicio social de analizarse a través del humor, de mirarse, de criticarse, de animarse a verse frente a un espejo, con un envoltorio artístico, desnudar, denunciar y tratar de transformar esa realidad. Y eso se hace frente a un montón de gente con una llegada muy importante a punto tal que el carnaval corta más tickets que todo el fútbol uruguayo en un año.
Para quién canto yo entonces
“La murga está dirigida al pueblo y a todos los estamentos sociales, pero sobre todo está emitida desde colectivos humanos de personas que no son profesionales, es decir que la inmensa mayoría no vive de esto y desde hace muchísimos años es la base misma de la murga. Gente que no tiene la posibilidad de editorializar, es escuchada. Es gente que tiene ganas de emitir opinión, no tenés que presentar ningún título de analista de absolutamente nada, de artista recibido ni egresado de ninguna escuela. Durante ese mes y medio de concurso se ponen en agenda temáticas que no están en los medios más formales de comunicación. Se ponen de manifiesto los editoriales de las personas. Cuando vas al carnaval, desde hace 120 años, ves eso en los tablados. A tu propio pueblo convidándote a discutir sobre tus realidades”, señala Yamandú durante la entrevista radial.
-Los medios lo terminan aceptando como por ejemplo le ha pasado al rock argentino que de ser ignorado hoy es mainstream?
-Desde hace 21 años se transmite el carnaval por la tele en directo para todo el país. Hay comentaristas y especialistas en carnaval en las principales radios y periódicos, y en los noticieros más vistos se comentan noche a noche cómo va el concurso de carnaval. Como el fútbol.
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-Y cada año se concursa para ver cuál es la mejor murga del carnaval.
- Es un concurso dentro de una fiesta. Lo más importante a nivel popular es la fiesta. En Montevideo hay entre 20 y 25 escenarios para que las murgas hagan carnaval. Se distribuyen en todos los barrios, desde los más humildes hasta los más bacanes y en el medio está el concurso. Las murgas tienen hasta 8 funciones todas las noches y en el medio te toca la pasada por el Teatro de Verano. Ahí te juzgan quince jurados en diferentes rubros, maquillaje, puesta en escena… en un teatro de 5.000 personas que está repleto todas las noches. Después pasás a una segunda instancia y si tenés suerte a una final. Todo eso durante un mes y medio. La Catalina hace entre 120 y 150 funciones durante lo que dura el carnaval. Acá en Uruguay, la gente discute de política, de fútbol y de carnaval.
-Dentro de estas estructuras, ¿es un género dinámico la murga?
- Hay un reglamento que apunta a preservar elementos identitarios del género. Hay restricción de tiempo de actuación, de composición. Los instrumentos tradicionales son la percusión, la guitarra que se empezó a meter desde los 60. Antes los directores tiraban los tonos de oreja y de repente quedabas colgado del pincel… Pero básicamente la murga sigue siendo trece personas cantando sobre tres que tocan.
-¿Y qué cambió?
- Hay de todo. Murgas que se han metido con temas existenciales, más humanistas, menos humanistas, la coyuntura local, apuntadas nada más que al humor, a la crítica con poco humor. Es importante la inclusión de la pata femenina, de la voz, del pensamiento, de la pluma. El carnaval, por sus años y porque nace en una sociedad patriarcal y machista, imagínate en la Montevideo del 900, con la murga naciendo en los arrabales mismos y en la marginalidad, la timba, el hampa, el corazón mismo de la bohemia más pesada, más orillera, tampoco era el lugar más conceptuado para una mujer. Durante muchos años la murga fue varones. Pero había otro tema. Los varones tenemos un registro más grave que las mujeres, en general. Pero la voz en cierta altura y cierta limpieza, no la tiene la mayoría de los varones y para dar los tonos más altos hay una rasposidad, una exigencia y como sonaba a eso, a la gente también le costaba aceptar que empezaran a sonar en las voces más agudas, una limpieza y una claridad que no todos los varones ofrecían y que sí ofrecen en la generalidad las voces femeninas. Nuestra murga nace con tres mujeres y en cien años de concurso, la única vez ganó una murga hasta el 2005 con tres mujeres fue La Catalina y la segunda fue en 2006, La Catalina.
-¿Cuántas veces ganaron el carnaval?
- En 2003 ya empezamos a concursar pero no participamos de todos los carnavales y la ganamos cinco veces. Falta y Resto vuelve este año al carnaval, cumple 45 años y lo ganó dos veces. La Catalina participó de 12 carnavales y ganó 5 siendo la más ganadora de este siglo. No es para vanagloriarme sino para que se vea la dificultad. Araca La Cana, legendaria, ganó dos veces, tiene más de 80 años.
-¿Cómo es el espectáculo que vamos a ver en Pilar?
- Nos representa un montón. Es 1,45 horas de alegría, de música, de color. Vamos con la versión más tradicional de la murga con todo nuestro vestuario, puesta en escena, las luces. Estuvimos un tiempo largo sin salir y nos dimos cuenta que los últimos tres espectáculos, “Defensores de causas perdidas”, “Amor y odio” y “La involución de las especies” andaban alrededor de temas complementarios sobre todo con la sociedad binaria del concepto de brecha o grieta, qué ganamos con eso, la cohesión social, el entramado social, los papales de los nuevos progresismos. Las nuevas izquierdas, las nuevas derechas, los discursos de odio, la violencia, la movilidad social, la pobreza. Todas temáticas complementarias que admitían un hilo común y armamos un espectáculo con lo que más nos gusta e identifica de los tres. Y es una linda oportunidad si no viste a La Catalina en un tiempo, de ver lo que hemos andado estos últimos años, qué seguimos pensando desde la escala humana y el tamaño peatón que tenemos, cómo intentar componer esta red que nos sostiene que es el entramado social y cómo nos relacionamos con nuestros pares. Intentamos hacerlo con mucho humor, con ironía y por supuestos con mucha alegría, ritmo y reflexión. Además va a tener el condimento de ser la primera función de la gira y hay una muy linda tensión.