Cuando sentimos que estamos perdiendo la capacidad de concentración, que nos marea la información más sencilla o que no podemos con la organización de nuestra vida, podemos llegar a preguntarnos si padecemos de TDAH (trastorno de déficit de atención e hiperactividad) adulta.
Según el doctor , en la mayoría de los países que tienen registros, la incidencia de esta enfermedad ha aumentado, y aunque en los últimos años ha habido un sobrediagnóstico, el problema es que "aún hay un porcentaje muy relevante de adultos que no son diagnosticados y, por tanto, no están siendo correctamente tratados. Esto es un drama enorme, ya que la mortalidad se multiplica entre dos y ocho veces", afirma. Para Laura Palomares, psicóloga de Avance Psicólogos, "es muy importante ser precavidos y acudir a especialistas con el objetivo de asegurarnos un buen diagnóstico".
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El TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad) puede pasar desapercibido, sobre todo ahora, cuando el 'multi-task' es una práctica diaria. Te damos las claves para saber si lo sufres.
Cómo definir en TDAH
El TDA (Trastorno de Déficit de Atención) o TDAH (lo mismo pero con hiperactividad) tiene que ver con la dificultad de mantener la atención a un único asunto, al que se puede unir un estado de agitación, una hiperactividad-impulsividad no justificada, baja tolerancia a la frustración y la dificultad de permanecer quieto en un lugar realizando una sola tarea. Los síntomas de hiperactividad e impulsividad, incluso sin tratamiento, tienden a mejorar con el tiempo. "No es el caso, lamentablemente, del déficit de atención", señala el doctor Hilario Blasco, adjunto del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahond, en conversación con el portal Cosmopolitan.
¿De dónde viene?
La causa principal es neurofisiológica, pero acontecimientos traumáticos a lo largo del desarrollo "o dificultades tempranas de apego y relación con los cuidadores primarios, influyen en la estructura del cerebro y en ocasiones se manifiestan de forma similar", dice Laura Palomares.
Es un trastorno hereditario; y esto es lo que ha facilitado que, al diagnosticar a un menor, por ejemplo, haya padres o madres que se autoidentifiquen con lo que le pasa a su hijo. "Por eso cada vez más padres dan el paso y 'salen del armario' del TDA(H), pidiendo a su médico de cabecera o psiquiatra que descarte o confirme el diagnóstico", cuenta el doctor Blasco.
Las personas con TDA tienen un funcionamiento deficitario del lóbulo prefrontal, por lo que son poco reflexivas y más emocionales: actúan antes de pensar. "Lo tratamos con fármacos estimulantes, derivados anfetamínicos", dice el doctor Blasco.
Trucos para desacelerar
La psicóloga Laura Palomares, el psiquiatra Hilario Blasco y Rocío García Torres, doctora en Psicología y profesora de la Universidad Villanueva, nos dan una galería de consejos muy prácticos:
- Mantén un horario lo más regular posible a la hora de realizar las tareas que requieren más atención.
- Haz las tareas una a una. No abras la siguiente sin haber terminado la anterior. Y antes de nada, numéralas por orden de prioridad y ordena tu lugar de trabajo.
- Ponte espacios de descanso entre tareas.
- Escucha 'ruido blanco' de fondo (se parece bastante a viajar dentro de un avión).
- Si ves que te bloqueas, tómate un café o una infusión o baja a la calle y date un paseo. Es suficiente con una vuelta a la manzana. ¡Verás el cambio!
- Lee a tus favoritos, aunque sea dos páginas al día. Pero todos los días. Si ves que "te vas", vuelve a donde te quedaste, y trata de terminar con plena atención esas dos páginas.
- Céntrate en el aquí y en el ahora. Muchas veces sufrimos un montón pensando en lo que hemos hecho y tenemos que hacer. Piensa sólo en qué hacer ahora, y salta valla a valla.
- Plantéate hacer un détox y deja Instagram y otras redes sociales, y observa cómo te sientes. Puedes aliarte al 'journaling' y anotar en un diario cómo te sientes.
- Pon la atención en las sensaciones. El tacto es el sentido que más nos conecta con el presente.
- ¡Para! A veces no estamos atendiendo porque mentalmente estamos en otro sitio. Hay que darle a 'reset'.
- Haz meditación en casa (10 minutos son suficientes, ¿quién no tiene 10 minutos?). Apúntate a clases de bikram yoga.
- Utiliza la respiración. Cuando una persona sabe respirar, puede hacer frente a casi cualquier situación desagradable. Coge aire después de parar. Y sé consciente de dónde estás y cómo te sientes.
- Baila o apúntate a artes marciales. ¡Funciona!
- Escribe para ordenar pensamientos y poder atender a esas emociones y sensaciones que tienes centrifugando, parar y ordenar esas ideas puede ser super terapéutico. Un diario, aunque sea unas líneas, pero todos los días, es mano de santo.
- Y ante la duda, consulta siempre con un especialista, que te dirá cuál es la terapia y tratamiento más adecuados según tus síntomas. "Con todo, es muy importante asegurarte muy bien del diagnóstico y de que no se trata de estrés o ansiedad, dificultad en la regulación emocional, síntoma de estrés postraumático o trauma del desarrollo. Tratarte farmacológicamente sin un diagnóstico claro es grave", detalla Laura Palomares.