Vecinos de la herrería de Benavídez donde Matías Berardi estuvo secuestrado relataron en el juicio los intentos desesperados de la víctima para pedir ayuda cuando logró escapar del cautiverio sin que nadie lograra auxiliarlo, por lo que fue recapturado y luego asesinado por la banda, en septiembre de 2010, informaron hoy fuentes judiciales.
El juicio a 11 imputados ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 3 de San Martín continuó el miércoles con una larga jornada donde declararon varios testigos que, según se informó ayer, pudieron reconstruir el momento en que Berardi logró huir del galpón donde lo tenían cautivo y pidió ayuda, pero fue recapturado.
Según las fuentes, el vecino Simón Acosta contó que estaba parado en el kiosco ubicado frente al galpón donde funcionaba la herrería del principal imputado, el uruguayo Richard Souto (45), cuando Matías se acercó corriendo muy nervioso y le dijo: “Me tienen secuestrado”.
Acosta también comprometió a la imputada que era menor al momento del hecho -tenía 17 años, por ello se preserva su identidad-, al asegurar que la chica le gritó que el joven que le estaba pidiendo ayuda era “un ladrón”.
Además, contó que en ese momento vio llegar a la casa de Souto un Chevrolet Corsa con otros dos imputados, Facundo Maidana (25) y su concubina, Celeste Moyano (29), y que ese mismo auto salió rápidamente en dirección a donde Berardi escapó corriendo.
La kiosquera, Elida Margarita Bondioni, también declaró y afirmó que Berardi le dijo: “Estoy secuestrado, necesito ayuda”, pero que ella no pudo llamar al 911 porque se había quedado sin crédito en su teléfono móvil, por lo que le sugirió que le pidiera el celular al vecino de al lado. Bondioni también comprometió a otra imputada, Ana Moyano (40), esposa de Souto, al afirmar que la mañana siguiente del escape de Berardi –cuando el chico ya había sido asesinado-, le fue a hablar al kiosco para decirle que el chico que había ido a pedirle ayuda era un ladrón que había querido asaltarlos en la casa.
José Patricio Zorrilla, otro testigo clave y conocido de las hijas de Souto, declaró en el juicio que vio el momento en el que Berardi saltó el portón de la herrería y le preguntó “¿dónde estoy?, ¿dónde estoy?”, y que él le respondió “en Benavídez”.
Zorrilla explicó que Berardi le preguntó luego para dónde quedaba la ruta 9, que él se lo indicó, y que 10 segundos después de que el joven empezara a correr salió de la casa de los Souto la menor imputada al grito de “¡es un ladrón, es un ladrón!” y que por ese motivo él empezó a correrlo, aunque desistió cuando vio que al chico lo perseguía un auto.
También declararon dos remiseros que tampoco ayudaron a Berardi cuando éste intentó subírseles al auto. El chofer del auto, Carlos Alberto Ureta, explicó que él paró para que bajara su compañero de trabajo José Alberto Leites, y cuando se estaba despidiendo apareció corriendo Berardi e intentó subirse al vehículo del lado del acompañante.
Ureta recordó que él arrancó y llamó desde su celular al 911 para denunciar que lo habían querido asaltar. Leites, que ya estaba abajo del remís de su amigo cuando se acercó Berardi, comentó ante el tribunal que escuchó al joven gritar que lo estaban persiguiendo, y declaró que vio el momento en el que, de un auto que venía persiguiéndolo, bajaron dos hombres que empujaron a la víctima dentro del vehículo y se retiraron del lugar.
Sigue hoy
El juicio continuará hoy a las 10 en el edificio judicial de la calle Pueyrredón 3734 de San Martín, donde los jueces Elbio Osores Soler, Lidia Soto y Germán Andrés Castelli escucharán a más testigos, entre ellos los policías que intervinieron en el caso.