Una de las consecuencias más notorias de la pandemia por COVID-19 que el mundo atraviesa con más de 170 millones de personas infectadas y 3,5 millones de muertos, es el alto nivel de estrés, agotamiento y problemas de salud mental que atraviesan las personas, especialmente el personal de la salud que se encuentra en la primera línea de defensa que tiene la sociedad contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
En 2020, en plena primera ola de COVID-19, el grupo de trabajo del laboratorio de Endocrinología del Departamento de Bioquímica Clínica del Hospital de Clínicas José de San Martín, elaboró un novedoso estudio a nivel mundial para medir el estrés en su personal sanitario. El mismo, es el primero que correlaciona el estrés crónico con los niveles de cortisol en cabello en el personal de salud en el contexto de una pandemia.
Para responder a situaciones de estrés, nuestro organismo produce cortisol, una hormona que tiene un efecto en prácticamente todos los órganos y tejidos del cuerpo humano y desempeña un papel importante ayudando al organismo a enfrentar situaciones estresantes, combatir infecciones, regular el nivel de azúcar en la sangre, mantener la presión arterial y regular el proceso metabolismo de alimentos. Se trata de una sustancia producida por las glándulas suprarrenales, dos glándulas pequeñas situadas encima de los riñones en respuesta a estímulos cerebrales (eje hipotálamo- hipófisis-adrenal) que cumple funciones clave en el cuerpo.
Se la llama la “hormona del estrés”. Se segrega mediante las glándulas suprarrenales por el cerebro ante una situación traumática. Esto lo hace para que el cuerpo esté preparado para responder de la mejor manera. Esta sustancia hace que las células se sienten mejor metabólicamente ante una situación de estrés y nosotros podamos tener la mejor opción para sortear una dificultad determinada.
“La medición del cortisol de una persona se lleva adelante generalmente mediante diferentes fluidos biológicos (sangre, orina y saliva principalmente). Sin embargo, estas matrices solo reflejan los niveles de cortisol que posee el individuo en el momento de obtención de la muestra. La medición del cortisol en cabello presenta la ventaja de que permite evaluar los niveles de cortisol a los que el individuo estuvo expuesto en los últimos 3 meses. Por lo tanto, esta determinación sirve para evaluar la concentración cónica de esta hormona en un periodo de tiempo prolongado y por esto lo hace un adecuado biomarcador de estrés crónico”, explica el doctor Damian Zopatti, Jefe de la División Estadística Archivo Médico y Egresos del Hospital de Clínicas José de San Martín y participante del estudio.
Según el experto, el cortisol se va depositando en cabello, que crece a un centímetro por mes. “Si cortamos un mechón de tres centímetros, podemos ver la concentración de cortisol en ese período. Se somete al cabello mediante un proceso de extracción de cortisol en cabello de quimio luminiscencia. Esta medición se ha hecho en el mundo, pero mediante una técnica más costosa y compleja llamada método de espectrometría de masas y requiere del hombre para hacerla. En cambio, nuestro sistema es totalmente automático, rápido y eficaz."