El adolescente de 17 años que permaneció más de 40 minutos sin vida y fue reanimado en el hospital Sanguinetti fue trasladado al Hospital Austral donde continúa recuperándose con pronóstico favorable.
Tras casi 20 días de internación, Alan Muñoz, quien sufriera una muerte súbita luego de jugar un partido de fútbol el 13 de marzo pasado, fue derivado al centro privado donde será sometido a estudios complejos para establecer si es necesaria la colocación de un dispositivo para controlar la arritmia severa que le causó la descompensación.
La decisión de trasladarlo al nosocomio privado fue tomada por el propio intendente teniendo en cuenta la complejidad del estudio, que hubiera requerido una derivación a otro centro de salud público de la Región Sanitaria V a la que pertenece Pilar. Tanto la internación como la posible intervención serán solventadas por el Municipio.
“Eso hubiera demandado por lo menos 20 días, así que el intendente personalmente decidió que sea derivado al Austral”, afirmó Sergio Lorda, director del Hospital Sanguinetti.
Recuperación
Según los médicos que intervinieron en su recuperación, para el momento del traslado Alan presentaba una mejoría notable en su evolución. “El pronóstico es alentador”, manifestó Diego Fiocchi, Jefe de la Unidad de Terapia Intensiva del Sanguinetti.
En cuanto al tratamiento que continuará recibiendo en el centro de salud privado, el médico anticipó que “se le practicarán estudios electrofisiológicos para evaluar la colocación de un cardiodesfibrilador automático implantable (CPI)”.
Se trata de un dispositivo que se introduce debajo de la piel conectado al corazón que controla de forma permanente si se producen alteraciones del ritmo cardíaco, en cuyo caso las trata de forma automática, mediante estímulos o choques eléctricos.
En caso de que finalmente se le coloque el CPI, el médico aseguró que “podrá tener una vida completamente normal”.
En relación a la evolución del paciente, aclaró que “no sabemos exactamente cuántos minutos estuvo sin vida porque no sabemos cuánto estuvo antes de llegar acá, pero llegó sin signos vitales” y que tras las maniobras de reanimación cardio pulmonar realizadas por los médicos de guardia, lograron salvarle la vida.
Ya en terapia intensiva “cursó una neumonía aspirativa” que pudo ser controlada. Con el correr de los días se le quitó el respirador, en el marco de una mejoría “sorprendente” como destacaron desde el hospital.
En lo que respecta a las secuelas neurológicas debido al tiempo que el cerebro permaneció sin oxígeno, Fiocchi reconoció que “aun no se pueden determinar”, aunque fue optimista. “Se retiró con una afasia de expresión pero podía comunicarse con gestos con la madre”, apuntó el médico.
Reanimación
En el caso del joven oriundo del barrio El Bosque, la muerte súbita se produjo a raíz de una taquicardia ventricular que le produjo una fibrilación ventricular.
De acuerdo a los datos aportados por el jefe de Terapia Intensiva del Sanguinetti, la muerte súbita se manifiesta en uno cada 5.000 adolescentes.
Si bien no se determinó todavía el tipo de arritmia que afecta a Alan, se sabe que se trata de una forma severa de esta patología que puede tener componentes genéticos o congénitos.
No obstante, ante un episodio de este tipo resultan fundamentales los primeros auxilios que se le otorguen al paciente. En este caso, la rápida intervención de uno de los amigos del joven –tal como aseguró su madre en diálogo con El Diario- habría sido determinante para el buen desenlace, así como la reanimación practicada en la ambulancia.
“Las maniobras de reanimación salvan la vida y lo fundamental en esos momentos es no perder la calma”, indicó Fiocchi. Por este motivo, desde el hospital no descartaron la organización de charlas en los colegios sobre primeros auxilios y reanimación cardiopulmonar.
Por otra parte, Lorda recomendó “que cualquier persona que quiera hacer deporte se haga previamente un chequeo”, a fin de detectar patologías y prevenir este tipo de episodios.
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De cada 5.000. Esa es la proporción de casos de muerte súbita entre adolescente.
Rosana Beláustegui
“Si le pasara a un hijo quisiera que lo intentaran hasta el final”
Aunque insiste en ubicarse como parte de un equipo que actuó a la altura de las circunstancias, la médica Rosana Beláustegui es –en gran medida- la gran responsable de que Alan haya tenido una segunda oportunidad.
Jefa de guardia en el momento de la internación del joven, fue la encargada de coordinar el trabajo del shock room donde el adolescente volvió a vivir.
“Ante el aviso de la ambulancia teníamos todos los elementos preparados para recibirlo, el proceso hasta que pudimos pasarlo a terapia intensiva duró por lo menos 40 minutos”, afirmó la médica en diálogo con El Diario.
Sobre el proceso, recordó que transcurrieron entre 15 y 20 minutos de maniobras de reanimación hasta que finalmente el joven recobró el pulso. No obstante, cuando el cuadro parecía controlado el episodio se repitió y el adolescente volvió a desestabilizarse. La insistencia de la médica que no abandonó las maniobras de reanimación llegaron finalmente a buen puerto y Alan recobró los signos vitales.
“Vimos que la arritmia tenía determinadas características y podía tener chances de salir”, afirmó Beláustegui acerca de los criterios médicos. Sin embargo, los sentimientos también hicieron su parte: “yo veo un pibe así y veo a un hijo, y si le pasara a mi hijo quisiera que lo intentaran hasta el final, hasta lo último que se pueda”.
“Cuando pasa algo así se actúa inmediatamente y no se piensa en otra cosa que eso. Es la pasión la que nos lleva a actuar así”, resumió.