Al ser la inseguridad el problema más mencionado por los pilarenses en toda encuesta seria realizada en el distrito durante los últimos años, a los interrogados también se los consultó acerca de las causas y las soluciones de la cuestión que los desvela. Cabe aclarar que las respuestas fueron espontáneas y no guiadas (es decir, que no formaban parte de un listado).
Ante la pregunta “¿A qué se debe el problema de la inseguridad?”, la primera mención de los consultados estuvo relacionada a que “las leyes son muy blandas”, con un 40,2% del total. En segundo lugar quedaron las referencias a la droga, con el 24,3% de las menciones.
Para un 8,8% de los encuestados, el delito sobreviene por causa de la desocupación; mientras que el 5,4% opinó que la principal causa es la corrupción policial. Además, en los últimos días mucho se habló de la escasez de recursos en las comisarías para poder poner a punto sus móviles, lo que impide un patrullaje adecuado por las calles de algunas localidades: en este sentido, el 4,7% indicó que la inseguridad es culpa de “la falta de presupuesto para la policía”.
Puesto que la mayoría de los encuestados señaló a las “leyes blandas” como principal causa del aumento de la delincuencia, no sorprende cuál ha sido la solución más nombrada ante la pregunta “¿Cómo piensa que se solucionaría el problema? (primera mención espontánea)”: el 16,6% dijo “leyes más duras” como primer paliativo.
En segundo lugar, muy cerca con el 15,9%, quedó “más policías”. Cabe recordar que en el último año –especialmente a partir del crimen de la docente Sandra Almirón, el 25 de noviembre- se prometió la llegada de un centenar de efectivos al distrito, promesa que fue cumpliéndose en cuotas (aún no se completó esa cantidad).
En el tercer escalón del podio estuvieron los que opinan que la inseguridad debe combatirse “con más y mejor educación”, obteniendo el 14,2% del total. Sin embargo, esta respuesta ha bajado notablemente en la consideración de los vecinos si se la compara con lo respondido hace apenas un año y medio atrás (ver aparte).
Con el 12,5% quedaron en el cuarto lugar los que desconocen cuál sería la principal solución, seguidos con el 10,8% por aquellos que pidieron “luchar contra el desempleo” para reducir las cifras del delito.
Opinión
Atacar a las consecuencias
por Alejandro Lafourcade [email protected]
A esta altura de las circunstancias, a nadie sorprende que la inseguridad domine con tranquilidad cualquier encuesta relacionada con las principales preocupaciones de los vecinos. Sin embargo, al analizar algunos datos puntuales, comparándolos con los de encuestas realizadas hace un tiempo atrás, puede verse cómo ha ido variando la opinión de “la gente”, entidad abstracta, siempre invocada pero difícil de individualizar.
En abril de 2009, El Diario encaró una encuesta similar en todo el distrito, para consultar a los vecinos acerca de las soluciones a la inseguridad: la más mencionada fue la educación, con el 54,2% del total. Ahora, ese ítem ha quedado en el tercer lugar, con 30 puntos menos que en aquel entonces.
En cambio, el último sondeo indica que en la actualidad, para la gente, la delincuencia se combate con leyes más duras y una mayor cantidad de policías en las calles, menciones que un año y medio atrás se habían ubicado no antes del quinto puesto, con un 8,5%.
Una vez más, se ha cedido a la tentación de buscar la solución atacando a las consecuencias en lugar de ocuparse de las causas. A castigar en lugar de prevenir. Como si el aumento del escarmiento fuera suficiente para terminar con el problema que más desvela a la sociedad (si está bien o no que lo sea, es tema de otro debate).
Si no se hace hincapié en las causas, las soluciones quedarán cada vez más lejos.
Al parecer, aquel pedido mayoritario de educación ha sido relegado, así como el pedido de lucha contra el desempleo (cosechó un 10,8%).
Sin acceso a la educación, a un empleo y a un sistema de salud dignos, el problema no será resuelto o minimizado ni aunque lleguen mil policías. Para reducir los hechos delictivos no se necesita que haya más policías, sino menos delincuentes. Y eso sólo ocurrirá cuando las atendidas sean las causas.