#Marcaron2015 Marcelo Fernández: Una década ganada

La fundación Forge cumplió 10 años insertando jóvenes de menores recursos en empleos de calidad. Está dirigida por Marcelo Fernández, quien señala: “Disfruto con cada chico que empieza a trabajar”.

23 de diciembre de 2015 - 00:00

Por Celeste Lafourcade

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“Es la primera vez que estoy tanto tiempo en un mismo trabajo”, comenta y deja traslucir la satisfacción de haberse encontrado por fin con su deseo, hasta entonces canalizado a medias en organizaciones sociales y en la parroquia local.

Fue hace ocho años cuando se alinearon los planetas para que Marcelo Fernández atendiera como gerente de la Sociedad de Comerciantes, la solicitud de una incipiente Fundación Forge destinada a capacitar gratuitamente y buscarle empleos de calidad a jóvenes de bajos recursos, que llegó en busca de un sitio donde instalarse en Pilar.

El politólogo que estrenó en 1999 el cargo de Defensor del Pueblo en Pilar y lo ejerció hasta el 2003, no solo gestionó el primer piso del edificio del Círculo Médico donde la fundación trabaja hasta la actualidad sino que terminó postulándose como director.

Hoy es la cabeza de todos los centros de Zona Norte, que incluye las sedes de Escobar y San Isidro, y confiesa: “acá me sigo sorprendiendo como el primer día”.

-¿Cuáles son los desafíos que mantienen el entusiasmo?

- El desafío es llegar a la mayor cantidad de jóvenes posible y conseguirle trabajo a todos ellos. Y cuando uno trabaja con jóvenes nada es como el año anterior. Cada vez que llega un nuevo alumno es renovar las ganas de acompañarlo en este proceso de crecimiento y cada vez que uno consigue trabajo es un festejo. Los primeros seis años trabajamos con 100 chicos por año y actualmente son 650. Y los empleos dependen del mercado, así que eso también es un desafío.

 

-¿Dónde te parás frente al lugar común de “la juventud está perdida”?

- Creo que a los jóvenes hay que darles oportunidades, cuando les das una oportunidad la toman. Hay que desafiarlos, confiar en ellos. Es mentira que los chicos no quieren estudiar y trabajar, y que la juventud está perdida. Los convocamos a través de los colegios y de los que nos escuchan, el 60% se inscribe.

 

-¿Cómo se los motiva?

- La motivación la traen ellos, que es conseguir un trabajo en blanco, y ese es nuestro norte. Hablamos todo el tiempo del trabajo. Y ellos empiezan a sentirse diferentes, más seguros. Esos cambios los van motivando para seguir en el curso.

 

Efecto multiplicador

Con 42 años, casado, con un hijo y otro en camino, Fernández sueña con elevar a 1.000 el número de jóvenes de entre 17 y 22 años que asisten a los cursos que brinda Forge en Pilar, en Independencia 1053.

Se trata de una capacitación que los prepara para el universo laboral y que, en una segunda instancia, los sigue asesorando durante un año una vez que consiguieron su primer empleo. 

No obstante, lo positivo de la iniciativa choca con barreras de la propia familia: “en muchos casos los padres no quieren que trabajen. Quieren que estudien”, advierte el director.

 

-¿Tener trabajo los desalienta a seguir estudiando?

- No. Nosotros también queremos que estudien porque eso te permite crecer intelectualmente y acceder a otras posibilidades de trabajo. Y está bueno que puedan hacerse cargo de sus gastos. En algunos casos estos obstáculos vienen más del lado de la familia que de los chicos. Se puede estudiar y trabajar, y más a esta edad.

 

-Es una forma de hacerle fuerza a la pérdida de la cultura del trabajo ¿Esto tiene un efecto replicante en el entorno de los chicos?

- Sí, hay familias donde el del chico es el primer trabajo en blanco en casa. Tuvimos a un chico que recomendó a su papá y terminó siendo su jefe. Es un efecto multiplicador. Además de no tener recursos económicos, los chicos no tienen recursos sociales, redes que los puedan vincular con empleos de calidad, así ellos son los que empiezan a generar redes y pueden vincular a su entorno.

 

-¿Cuál es punto que más hay que reforzar con los jóvenes?

- No están acostumbrados en general a que haya normas estrictas que cumplir, por ejemplo el horario. A partir de quinta clase vienen con uniforme y tienen que conseguirlo ellos. Y no pueden faltar, si no vienen tienen que justificar su ausencia y llamar ellos, nadie más.

 

-¿Qué es lo más satisfactorio de trabajar para algo con un fin social?

- Me llena de alegría ver que el granito de arena que podamos aportar le puede cambiar la vida a un chico y a su familia. Disfruto con cada chico que empieza a trabajar. Me gusta mi trabajo y me desafía todos los días.

 

Oportunidades

Creada en 2005, Forge es una institución de origen suizo, sin fines de lucro y pensada para América Latina, que implementa un programa denominado “Formación y Trabajo”. En la actualidad cuenta con centros en la Ciudad de Buenos Aires, Pilar, Escobar y San Isidro, Uruguay, Perú, Chile y México.

En 2007 llegó al distrito y hoy son 650 jóvenes de entre 17 y 22 años los que participan del programa. La primera etapa es de formación para el trabajo. “Trabajamos sobre la autoestima, la comunicación con pares, con jefes, el 80% de nuestro programa es de formación humanística”, señaló Marcelo Fernández.

También tienen capacitación en entrevistas, armado de CV, carta de presentación, búsqueda laboral online, “lo primero que hacemos es empoderar al joven, que se sienta que puede”, afirmó.

Una vez que terminan con la formación, concluyen el secundario y tienen 18 años, son presentados a empresas. Así se inicia el segundo año del curso, un proceso de inserción laboral y tutoría donde los jóvenes mantienen encuentros mensuales que les permiten conseguir un buen empleo y mantenerlo. Según las estadísticas de Forge, el 80% de quienes asisten al curso consiguen un empleo en blanco y efectivo. 

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