La competencia hace que los precios se mantengan contenidos.
La competencia hace que los precios se mantengan contenidos.
Lavar el auto en casa parece ya ser cosa de otros tiempos, y la proliferación de lavaderos de coches producida en Pilar en los últimos años es una prueba cabal de ese fenómeno. “Al acotarse el tiempo de ocio de las personas por la sobrecarga laboral propia de estos tiempos, son muy pocos los que están dispuestos a dedicar dos horas de un domingo para hacer brillar su vehículo; hoy los automovilistas por lo general prefieren invertir ese valiosísimo tiempo en otras cosas, y dejarnos a nosotros la tarea de lavar sus autos”, relató Roberto, en lo que fue una explicación prácticamente sociológica del negocio que emprendió hace unos pocos meses tras varias experiencias en comercios de otros rubros.
Pero a pesar de esa tendencia pronunciada, en la que coincide la gran mayoría de los empresarios de la actividad, la crisis y la inflación también alteraron el nivel de facturación de los lava autos y el margen de rentabilidad en este mercado creciente.
“Hay mucha competencia, por lo tanto el precio no lo podemos tocar porque perdemos clientes. Entonces, nuestra política es mantener la calidad de los insumos que utilizamos, y que van subiendo sus precios paulatinamente, lo que inevitablemente implica achicar el margen de rentabilidad”, sostuvo Daniel del lavadero La Ranita, ubicado sobre la ruta 8, a metros de Sanguinetti.
Sin embargo, los lava autos en el macrocentro pilarense se siguen multiplicando y los referentes del rubro manifiestan que, a pesar de la competencia, hay mercado para todos. “Hay muchos autos y nosotros no sentimos que la competencia nos reste clientes. Creo que hoy hay un caudal de clientes que alcanza para que todos los lavaderos que hay trabajemos bien. Nosotros creíamos que en las vacaciones, como la gente tenía más tiempo libre para ponerse a lavar el auto, nos iba a bajar el trabajo; pero eso no pasó, al contrario”, contó Luis Ávila, del lavadero El Monumento ubicado en Chacabuco y Tucumán, que abrió sus puertas en octubre último.
Superpoblación
Una muestra clara del boom de los lavaderos en Pilar es que, en apenas 100 metros a la redonda, se concentran seis locales del rubro. Porque si se toma como epicentro el cruce de ruta 8 y la avenida Tratado del Pilar, en sus alrededores se ubican los lava autos Luk, La Academia, uno recientemente inaugurado en Juan Manuel de Rosas y ruta 8, otro ubicado en Tucumán y ruta 8, El Monumento, y La Ranita. En cuanto a los precios, todos se manejan en un rango que oscila entre los 25 y los 35 pesos, según el tipo de lavado y las dimensiones del vehículo.
Pero a pesar de lo floreciente que parece ser el negocio, casi todos los operadores coinciden en que, como consecuencia de la crisis y los problemas económicos experimentados por los consumidores en los últimos años, la frecuencia de los lavados fue mermando. “Antes teníamos clientes que nos traían el auto a lavar todas las semanas, y si llovía por ahí venían dos veces en la misma semana. Ahora eso ya no pasa; vienen cada 15 días, una vez por mes, o sólo cuando tienen algún evento especial y necesitan tener el coche limpio para esa ocasión en particular”, destacó Daniel de La Ranita.
Fuerte caída por las lluvias
Los diluvios de los últimos días arrastraron una merma de trabajo para el sector de los lavaderos de autos en Pilar y a nivel general. “Nuestros días fuertes son los sábados, y entre enero y febrero llovieron muchos fines de semana, con lo cual nuestro trabajo se resintió enormemente”, dijo el propietario de un lavadero de la ruta 8.
En tanto, la cámara que los agrupa precisó que “frente a los alquileres y los salarios, las pérdidas deben oscilar los mil pesos diarios”. Además, calificaron de “catastrófica” la situación.
A su vez, estimaron que las intensas lluvias y los días nublados que se registraron este mes provocaron una merma de trabajo de hasta “un 70%”. El gerente de la Cámara Argentina de Lavaderos Automáticos y Manuales de Automotores (CALAMA), Daniel Rodríguez, precisó que “en principio, cada día de lluvia, nublado o seminublado, la merma de trabajo es del 100%. Calculamos que este mes las pérdidas, depende los lavaderos, van del 30 al 70%. Desde noviembre del año pasado hasta este mes, la situación de la actividad es catastrófica, ya que hubo muchos días de lluvias”.