La Masacre de Ezeiza, vista con ojos pilarenses

El 20 de junio de 1973 se había preparado una fiesta por el regreso de Perón, pero terminó en un enfrentamiento a sangre y fuego. Un grupo de peronistas locales, entre ellos Luiso Lagomarsino y Dino Boeri, lo vivió en carne propia.

Por Redacción Pilar a Diario 20 de junio de 2018 - 11:45

Un día como hoy, hace 45años, Juan Domingo Perón regresaba al país en medio de violentos enfrentamientos, sucesos que pasaron a la historia como “la masacre de Ezeiza”, debido al tiroteo desatado en el predio lindero al aeropuerto mientras se esperaba por la llegada del líder.

En esa jornada, un grupo de pilarenses estuvo en el lugar viviendo los incidentes desde adentro, gente que recorrió el trayecto hasta Ezeiza desbordante de expectativas y que debió regresar al distrito literalmente como pudo, desmembrado ante las circunstancias.

Luego de 17 años de exilio, el ex presidente regresaba definitivamente al país, ante la expectativa de los más de dos millones de personas que habían acudido a darle la bienvenida, en lo que fue la mayor movilización popular de que se tenga memoria en toda la historia argentina.

El palco se erigió en el cruce de la autopista Ricchieri y la ruta 205, a tres kilómetros del aeropuerto y a la altura de la localidad de El Trébol. Fue idea del militar retirado Jorge Manuel Osinde, señalado luego por los sectores más revolucionarios del peronismo como uno de los ideólogos de la masacre.

Peregrinos

Años atrás, en diálogo con El Diario, Dino Boeri, histórico peronista pilarense, recordaba que “la noche anterior llovía mucho”, lo que no impidió que los militantes realizaran una vigilia en la entrada de la municipalidad. Cerca de las 3 de la mañana, los vecinos caminaron bajo la lluvia rumbo a la estación de trenes del San Martín. “Muchachos, hoy vuelve el General, no se cobra boleto”, les dijo el boletero antes de subir a la formación.

Boeri agregó que “cuando íbamos por la General Paz los militares –que eran muchísimos- nos revisaron, pero sólo teníamos sánguches. Nos los sacaron igual... Después, un camión nos levantó y nos alcanzó cerca del lugar”.

Junto a él estaba su amigo Luis Lagomarsino: Luiso, luego intendente en 1983, tampoco quiso perderse el regreso de Perón. Boeri –concejal y secretario privado durante dicha intendencia- recordaba que el grupo estaba sentado a unos 15 metros del palco “hasta que empezamos a sentir las balas, nos picaban al lado y no sabíamos de dónde eran”.

No obstante, “se notaba que iba a pasar algo porque veíamos a gente con ponchos rojos y sabíamos que estaban armados, algunos se apostaban en los árboles. En el palco estaba Leonardo Favio e intercedió para que el desastre no sea mayor. Finalmente, Perón fue desviado a Morón”. Además, Boeri afirmaba que “el piloto del avión era un comodoro que vivía en Del Viso”, aunque no recuerda el nombre.

Retirada

Enmarcado en las disidencias internas entre las diversas corrientes del movimiento peronista, la tensa calma le dejó lugar a un enfrentamiento sin tregua, consistente en el ametrallamiento de la multitud desde distintos puntos, incluido el palco, y la generalización de un tiroteo, como consecuencia del cual se vio frustrada la fiesta popular y el líder justicialista debió aterrizar en el aeropuerto de Morón.

Lo que debió ser una fiesta se transformó en tragedia. En ese marco de violencia, cada uno de los militantes volvió a Pilar literalmente como pudo. “Tuvimos que desbandarnos –rememoraba Boeri-, nos desparramamos todos cuando empezó la balacera, aunque gracias a Dios no nos pasó nada. Bajaban gente como pajaritos, fue bravo…”.

Y agregaba: “Cada cual volvió como pudo. Yo terminé en Puente Alsina, y de ahí un camión me dejó en Plaza de Mayo. Llegué a las 21 a mi casa, con la ropa mojada, en el tren de Retiro hasta Pilar. Estaba feliz, a pesar de todo”.

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